El Independentismo de Aldea

JUAN FERRERO

Nomino Independentismo de Aldea a aquel independentismo de mentalidad pueblerina que se reivindica para un pequeño territorio sin fundamento alguno, capitaneado siempre por una élite o grupo de privilegiados sociales que lo único que pretende es perpetuar sus privilegios y corrupciones sin tener que rendir cuentas a nadie. Tenemos como ejemplo a Cataluña.

Recordemos que esta región era ya España durante el imperio romano.

Durante la Edad Media, Cataluña se dividió en una serie de condados protegidos por los francos, del empuje musulmán, terminando finalmente por incorporarse a la Corona de Aragón.

Al inicio, el sector productivo, campesinos que en su mayoría y al principio eran libres y dueños de sus tierras, acabó –debido a las leyes del feudalismo– por perder el fruto de su trabajo, convirtiéndose en el estamento de los siervos, ajenos totalmente al sentimiento “familiar” del catalanismo.

Así pues, Cataluña nunca fue ni reino, ni nación ni estado; no pasó de ser un grupo de condados flotantes y dependientes de algún reino y, como tal, nunca fue conquistada ni colonizada, condiciones imprescindibles para reclamar la independencia.

Cualquiera que dé un repaso a la historia de Cataluña detectará que desde el Medievo siempre se ha mantenido una élite (que evolucionó de la nobleza a la burguesía) con el objetivo que señalé al principio: no tener que dar cuenta a nadie de la ADMINISTRACIÓN de Cataluña –que consideraba su cortijo- ni de su CORRUPCIÓN interna. El modo de lograr este propósito fue inventarse el independentismo y transmitirlo al pueblo mediante la manipulación de sus conciencias. El concepto de independencia siempre ha ido de la élite privilegiada a la población, de arriba abajo.

A pesar de eso, hasta la llegada de la democracia, tras la muerte de Franco, solo el 20% de la población se pensaba, con más o menos interés, lo de la independencia. Pero ocurrieron dos hechos que lo hicieron subir hasta el 80% en nuestros días:

1.- Cuando gobernaron Felipe González, Aznar y Zapatero, todos ellos necesitaron el apoyo político de otros grupos para mantenerse en el sillón del mando. Y ahí estuvieron los regionalistas catalanes (y también vascos) ofreciéndose.

Pero ¿a cambio de qué?

Entre otras concesiones, permitirles que eliminaran la legua española (por no decir también que se persiguiera) de la faz de sus regiones. (Algo inconstitucional, por otra parte).

2.- Imagínense ahora un niño que desde que nace solamente ha oído hablar catalán, y desde los tres o cuatro años –ya en la escuela- empiezan a meterle en la cabeza la animadversión y odio hacia el resto de España, haciéndola responsable de todos los males, y el paraíso que sería una Cataluña independiente. La élite, la “familia”, la clase superior catalana le hace llegar a ese ciudadano este mensaje durante su vida a través de todos los medios: sistema escolar, televisión, radio, prensa, etc., subvencionados por la élite para que cumplan esa función y sin la posibilidad de escuchar una réplica en contra al mensaje antiespañol; réplica que pondría en peligro a su autor.

Así se ha vivido en Cataluña desde que desapareció la lengua española. Ante esta panorámica, ¿cómo se puede afirmar que todos los catalanes son libres y tienen la suficiente madurez política como para decidir acerca de su independencia?

Y para terminar, cuatro anotaciones:

– Cataluña es España y España es de todos los españoles, luego la consulta sobre el independentismo se tendría que hacer en Referéndum a todos los españoles.

– Y, por último, cuidado con el concepto “España Federal” que algunos señalan como solución. La Federación se da entre Estados que se unen voluntariamente, como el caso de los Estados Unidos de América, o entre Reinos, como la situación de Escocia en Gran Bretaña.

Pero, ¿cuántos estados hay en España? Uno, el Estado Español.


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