Reconocimiento al pintor Carlos Cerrato y méritos de un cura de pueblo

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


Nuestras raíces como Pedrocheños están extendidas por la mayoría de las provincias de nuestro país, y en esta última década especialmente el ámbito profesional se ha abierto a cualquier parte del mundo. Son muchas personas originarias de Los Pedroches los que han desarrollado y vienen desarrollando sus magníficas y relevantes cualidades profesionales y personales en otras zonas geográficas, aunque hayan pasado en muchas ocasiones inadvertidos esos méritos para los que vivimos en la comarca.

Esta vez no quedará en el olvido el reconocimiento que se le ha hecho al joven Carlos Cerrato López, pintor residente en Córdoba, que estudió Bellas Artes en Sevilla, para posteriormente trabajar en sus dos talleres de la capital hispalense y la cordobesa.

Tras una dura enfermedad, falleció en 2006, a la temprana edad de 28 años. A pesar de su corta vida, ésta fue increíblemente fructífera e intensa por las grandísimas condiciones que tenía dominando todas las técnicas, aunque si tuviéramos que destacar alguna sería el óleo y la acuarela.

En el año 2009, casi 2 años después de su fallecimiento, se realizó una exposición con más de 70 obras suyas.

Ahora, el Ayuntamiento de Córdoba, ha decidido ponerle su nombre a un parque infantil en la barriada del Parque Cruz Conde.

Su madre, la pozoalbense Conchi López Revaliente, una mujer que se marchó a nuestra capital con tan solo 11 años, no olvida sus raíces y de manera permanente viaja a Pozoblanco, porque ante todo se considera de esta tierra.

El hecho antinatural de que una madre tenga que enterrar a un hijo creo que es un hecho que no se supera nunca, pero en esta ocasión Conchi tiene que estar orgullosa, igual que el resto de la familia, ya que el nombre de Carlos quedará grabado para los restos y además en un sitio lleno de vida, como es un parque infantil.

Por otro lado y siguiendo con los méritos desarrollados en su vida como cura por D. Juan Caballero, quiero sumarme a la plataforma que está recogiendo firmas para que una calle de Pozoblanco lleve su nombre, tras su fallecimiento.

Yo soy creyente, aunque muy poco practicante, y desde que nací pertenezco a la parroquia de Santa Catalina. Para mí las mejores misas, normalmente de difuntos o entierros, se las he oído a D. Juan. De tal forma exponía sus palabras que hacía que estuviera atento a todo lo que decía. Era significativo el conocimiento del difunto que tenía, ya que los visitaba en sus domicilios a mayores y enfermos, y cómo valoraba el entorno familiar. Pedía con humildad y transmitía sentimiento y calor humano. No dogmatizaba, en definitiva, era un cura humilde y trabajador de pueblo, que era consciente de sus propios defectos y asumía que él estaba ante todo para tender la mano en todo lo que pudiera y fuese quien fuese la persona.

Me pongo a disposición de la plataforma, y no sólo con este artículo, sino si me tienen que dar lista para recoger firmas, ahí estaré, porque como yo opina muchísima gente, y creo que es de justicia pues Pozoblanco se lo debe. Y que se haga cuanto antes mejor, a ese cura comprometido que hacía las misas amenas por lo atrayentes que eran.


Yo digo sí al nombre de una calle, que lleve el nombre del cura D. Juan Caballero. 


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