Campanas de Pozoblanco

ARTURO LUNA BRICEÑO


Pozoblanco es un pueblo de campanas pero no de campaneros y ni tan siquiera campanilleros. Aquí los rezadores de salmodias de las Ánimas Benditas, los penitentes Denegos y los avisadores de los Sayones utilizaban otros instrumentos o la simple voz. Cosa aparte son los Hermanos de la Virgen de Luna, que lo mismo que antiguamente se avisaba el pregonero público, lo hacen con un tambor. Aunque si el hermano avisado es duro de sueño, lo arreglan con un tiro, o dos que en correr la pólvora no escatiman.



La noticia más antigua que tenemos de las campanas tarugas la encontramos en el Libro de Pellejo de la Cofradía de Jesús Nazareno que dice así: “Año de 1623. Siendo Hermano Mayor Andrés Muñoz Bravo se hizo el campanario y campana que se trabajó en las Casas de la Caridad”.



Las Casas de la Caridad era un Hospital para acoger y dar cama y comida a los pobres transeúntes y era propiedad de la Cofradía de la Caridad que la declaró así en el Catastro de Ensenada en 1754: “La Cofradía de la Santa Caridad que se sirve en la Parroquial de esta Villa tiene por bienes que administra Juan de Arévalo Florín:



.- Una Casa Hospital para el Recogimiento de los Pobres en la Calle de San Gregorio con cuarto bajo y encamarado, nueve varas de frente y once de fondo no redita cosa alguna por estar destinada para dicho fin. Confronta por una parte con la de la Fábrica de la Parroquial de esta Villa que administra Don Martín Muñoz. Clérigo de menores y por la otra con la de Juan Cabrera”.



De este hospital no queda nada, porque se derruyó y su solar pasó a conformar el terreno donde se edificó la actual Iglesia de Santa Catalina. Pero si están presentes y dispuestos para evocar a los visitantes el campanario de la Ermita de Jesús Nazareno y la campana que se fundió en las Casas de la Caridad.

El campanario, es el decano de las torres de Pozoblanco, que son dos, está y la de Santa Catalina, que se eleva por encima como queriendo protegerla en el tiempo. Los demás campanarios, que son siete, son espadañas de un campanillo o de tres campanas, una fija y las otras de volteo.



El Campanario de Jesús Nazareno es obra de alarifes y alfareros. Una rara edificación de ladrillo rojo en tierra de granito, lo que delata que los picapedreros llegaron a Pozoblanco bien entrado el Siglo XVIII.

Y la campana, hoy rota en su melena, se encuentra arrinconada en el gran salón de la Residencia de Jesús Nazareno. Olvidada, como el arpa de Gustavo Adolfo Bécquer, espera una mano que quiera tañirla, porque aunque herida por el tiempo, aún conserva su badajo y un sonido limpio, donde el cobre está en mayor ganancia que el estaño.



Es un esquilón, más campanillo que campana, que tiene escritas letras en latín y otros signos, que por la forma en que están colocadas delatan que la campana fue fundida con la técnica de la cera perdida.

Por la reseña del Libro de Pellejo sabemos que los fundidores de campanas eran por entonces artesanos nómadas que acudían a fundir sus campanas a los pies de los campanarios. Y a veces, como ocurrió con la Berenguela en la Catedral de Toledo y la Quintana en Santiago de Compostela, la fundieron dentro de la torre y a la altura de donde habían de colgarla.



Las campanas de Pozoblanco son en su mayoría esquilones, excepto la campana gorda de Santa Catalina y la chica, la que toca al Ángelus, vísperas y ánimas, que son campanas romanas. Todas estas campanas están de fiesta y ya sea de sus campanarios o desde sus espadañas tocaran la gran noticia del cristianismo: Que ha nacido el Dios Hombre y es Navidad.



¡¡Felices fiestas!!



No hay comentarios :

Publicar un comentario