Desde mi ventana de Southampton... Lo difícil es mantenerse

MIGUEL CARDADOR MANSO 
(Ingeniero Superior Industrial)


Si hay algo que cuesta más que comenzar un nuevo propósito, es mantener este con la misma ilusión y ganas del primer día, es decir, con constancia. Seguro que a pesar de no haber arrancado aún la hoja del mes de enero del calendario, no faltan aquellos que han desistido de esos enérgicos deseos del 1 de enero sin ser capaces de llegar a final de mes junto a ellos. Pasando a formar parte de ese 80-90% de las personas que no cumplen con sus propósitos de año nuevo tanto por la flaqueza de voluntad como por otros factores externos.

Esta misma semana sin ir más lejos, hemos podido presenciar por partida doble el trabajo que cuesta volver al rumbo fijado una vez que los vientos te desvían del mismo. En primer lugar con el Real Madrid de fútbol. Muchos periodistas deportivos ya pedían reformas en las vitrinas del Bernabéu para hacer un hueco a los títulos de este año tras advertir la marcha triunfal de 40 partidos sin conocer la derrota. Ahora, esos mismos entendidos se cuestionan si la “flor de Zidane” llegará con suficiente luz y agua a final de temporada. Un cambio de opinión en menos de quince días impulsado por la derrota en liga contra el Sevilla y una serie de carambolas -que le pregunten a Danilo- que les han llevado a ganar sólo uno de sus últimos cuatro partidos, estableciendo unos inquietantes nubarrones negros sobre el horizonte blanco.

La otra muestra ha sido Don Rafael Nadal Parera, a quien me gusta definir como el yerno que toda madre y todo padre quiere para su hija. Rafa ha tardado 965 días en regresar a una final de Grand Slam, lo que se traduce en más de dos años y medio. Solamente él y los más cercanos saben la verdad de lo que le ha ocurrido durante ese tiempo, pero cuando al jugador con mayores ganas de superación y fuerza mental del circuito ATP le ha costado tanto volver, es que la travesía por el desierto no ha debido de estar exenta de grandes obstáculos. Por todo ello, pase lo que pase en la final “vintage” de mañana contra Roger, Nadal habrá añadido otro guion más en el listado de justificaciones de porque es un ejemplo a seguir para jóvenes y adultos. Y porque lo que España necesita es más Nadales en muchos otros aspectos distintos a lo deportivo, a pesar de que también haya podido cometer equivocaciones.

Como bien definió el físico danés Niels Bohr, “hacer predicciones es muy difícil, especialmente cuando se trata del futuro”. Por eso, cuando este semanario se vistió de gala por primera vez para presentarse en sociedad ante el abarrotado auditorio del recinto ferial, se ponía fecha de inicio a una aventura llena de incertidumbres y con la inquietud de comprobar hasta dónde llegaría.

De momento, con este ejemplar que hoy sujeta usted entre sus manos se llega al centenario de publicaciones a pesar de que, como ya dije en mi artículo del primer número, continúan sin ser buenos tiempos para la lírica en lo referente a la prensa escrita. Ya saben, fue bastante difícil comenzar este camino, ha sido difícil llegar hasta aquí y seguramente el más difícil todavía sea mantenerse en esta línea; y no me refiero únicamente a la existencia de este periódico. Pero siguiendo el ejemplo de Rafael Nadal y emulando su conocido grito, no tengo duda de que lo conseguiremos, ¡Vamos Comarca! 





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