Las cosas que nos venden

Nos gusta leer las noticias y después hacernos preguntas. ¿Será Donald Trump tan peligroso para el mundo? ¿Qué pasa entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón? ¿Habrá referéndum en Cataluña? Con los avances que está habiendo en inteligencia artificial, ¿por qué cada vez la gente sabe menos de todo? La sociedad está llena de preguntas sin contestar. Cada día es una pregunta nueva. Y en medio de todo están nuestras vidas. Vivimos en un mundo enorme, lleno de mensajes, de idiotas, de gente que se lleva la contraria. Un circo donde ya no hacen falta acróbatas, ni domadores ni payasos que nos hagan reír. Se ha creado la cultura del entretenimiento. Con ella juegan los importantes. Los que mandan o están en primera línea, son los que escenifican el papel de artista de circo.

El poder, el engaño y la estupidez se mezclan con las cosas que deben ser importantes. Somos como borregos a los que nos dominan. Nos clasifican y una vez puestos a un lado nos dicen que la maldad está al lado contrario. Y lo creemos e incluso nos enfrentamos. Es una comedia que representamos la sociedad y de la que se ríen los de arriba. El mundo al revés. No comprendo a todos los que quieren controlar la pasión de los demás. Pero es lo que hay. El mundo está lleno de preguntas importantes pero hablamos de lo que nos cuentan.

No sé quién es Trump. No me gusta, pero no le hago caso porque no ocupa un sitio entre mis preocupaciones. Tampoco me va la vida en los congresos de los partidos. ¿Y si viviéramos de espaldas a todo eso? ¿Y si desconectáramos del mundo que nos ofrecen? ¿Podríamos? Tendríamos que inventar nuestro propio mundo. Nos han inventado tantas cosas que no sabemos inventar las nuestras.

Las maquinitas no son las que utilizamos. Nosotros somos las maquinitas con las que juegan. El espectáculo debe continuar pero nos necesitan a nosotros. El problema es que nos vendemos baratos. Nuestra vida vale mucho más de lo que nos ofrecen. Nadie fantasea con cosas que no sean noticia. Para ser feliz hay que fantasear. Los ídolos los podemos imaginar y no coger los que nos ofrecen. Los verdaderos héroes son los anónimos que viven entre nosotros. Son los que se enfrentan a una enfermedad difícil, los que cuidan de los demás en casa, los que sacan su familia a base de esfuerzo. Esa es nuestra realidad y no la que nos venden. 

Página 2 del nº 102, publicado el sábado 11 de febrero de 2017.

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