Saliendo a la pizarra... ¡El riesgo está también en las redes sociales!

PAQUI PLAZUELO MERINO
(Psicopedagoga)


Hace ya algún tiempo escribí un artículo referente a la problemática que se vive, se ha vivido y, lamentablemente, se seguirá viviendo, en los centros escolares y que se ha convertido en una auténtica alarma social, el acoso escolar o bullying (traducción anglosajona). Son muchas las campañas que se han llevado a cabo para poner fin a esta atrocidad. La última de ellas, denominada #Sebuscanvalientes, puesta en marcha desde Mediaset “12 meses”, está protagonizada por el famoso rapero y actor “El Langui” que ha realizado series televisivas tan entretenidas como “El chiringuito de Pepe” y que ha sido galardonado con dos premios Goya, uno por el mejor actor revelación en “El truco del manco” y otro por la mejor canción de esta misma película. Este, al igual que otros famosos y no tan famosos, fue en su día objeto de acoso por parte de sus compañeros. Ahora, se une a la causa y para ello ha lanzado un tema pegadizo de rap junto con el “Coro encanto” y quiere que aquellos que se encuentran en la penumbra observando rezagados lo que ocurre no tengan miedo y expresen lo que ven y sienten apoyando al más débil, la víctima.

A pesar de los intentos de ponerle fin, el acoso no solo se queda en los pasillos, patios y/o salidas del colegio, sino que se extrapola a las redes sociales, donde el impulso del daño es aun más amplio y arrebatador si cabe. El acoso entre individuos de edades similares cuando se realiza a través de las nuevas tecnologías recibe el nombre de ciberacoso o ciberbullying.

Podríamos decir que estamos en la era de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), las cuales se han ido imponiendo en nuestras vidas de forma muy vertiginosa, y, llegado este punto, cabe preguntarse si nos aportan más ventajas que inconvenientes. Como puntos positivos podemos destacar que estas nos proporcionan la posibilidad de comunicación entre todas las personas que tengan acceso a internet en casi cualquier parte del mundo, fácil y rápido acceso y emisión de información, interactividad entre usuarios, libertad en la difusión de todo tipo de mensajes, autopromoción, etc. En el lado opuesto, hay que señalar que para acceder a ellas se debe disponer de los medios necesarios que requieren un importante coste económico, pueden impulsar al deterioro de las relaciones humanas, posibilitan adicciones- especialmente de las redes sociales entre los más jóvenes-, pueden darse complicaciones en la salud-como el sedentarismo o problemas de agudeza visual-, incita al consumismo, entre otros. Teniendo en cuenta los puntos a favor y en contra, no podemos afirmar que las TIC sean positivas o negativas, sino que todo depende del uso que se le dé. Pueden resultar, y de hecho resultan, muy positivas como podemos ver en las virtudes, pero sin la correcta educación en el uso de las mismas pueden resultar perjudiciales para nosotros y los que nos rodean.

Por desgracia, la desatinada utilización de las mismas ha hecho que el acoso escolar trascienda al mundo virtual. Por ciberacoso se entiende “cualquier acto agresivo e intencionado llevado a cabo de manera reiterada y perseverante a lo largo del tiempo, mediante el uso de formas de contacto electrónicas por parte de un grupo o de un individuo contra una víctima que no puede defenderse fácilmente”. Los principales tipos de ciberacoso son: mensajes de texto, acoso a través del teléfono, de fotografías y/o videos, de correos electrónicos, sesiones de chats, programas de mensajería instantánea-Whatsapp por ejemplo- o páginas webs.



Si hacemos una comparativa entre lo que se conoce como acoso tradicional y acoso virtual, podemos afirmar que el segundo tiene repercusiones más negativas que el primero. Esto se debe ya que, por un lado, con el ciberacoso la víctima no tiene forma de escapar puesto que continuamente puede estar recibiendo todo tipo de amenazas en su teléfono móvil u ordenador. Por otro lado, el ciberacoso puede alcanzar audiencias especialmente grandes dentro de un grupo si lo comparamos con los grupos reducidos a lo que llega habitualmente el acoso tradicional. También habría que recalcar la invisibilidad de los acosadores, ya que el acoso virtual no es una experiencia “cara a cara”.

Pero, ¿qué debe hacer una persona objeto de acoso virtual? Son muchas las páginas webs que se puede encontrar en el entramado de Internet para tomar las medidas oportunas. Todas estas coinciden en que se debe pedir ayuda, que nunca hay que responder a las provocaciones, que hay que evitar hablar con desconocidos así como rehuir aquellos lugares en los que se sea asediado, cambiar las claves de acceso a los servicios online y no comunicar a nadie dichas claves, depurar la lista de contactos- solo dejar a amigos-, reconfigurar las opciones de privacidad de las redes sociales o otras vías similares a estas y guardar las pruebas de acoso, nunca borrarlas ya que son muy importantes para tomar posibles decisiones legales.

No puedo dejar de mencionar la labor que desde las Delegaciones Educativas se está gestionando. Desde ellas se ha impulsado la puesta en marcha de protocolos de actuación tanto para un tipo como otro de acoso, de tal forma que todos los profesionales del entorno educativo actuemos lo más prontamente posible y así evitemos y reduzcamos el número de situaciones de violencia escolar.

Como podemos comprobar, son muchas las vertientes abiertas que aúnan sus fuerzas para luchar contra este hostigamiento. Por eso, quiero terminar dando un grito de esperanza para aquellos que más sufren y así sepan que no están solos, que como muy bien canta El Langui, ¡La fuerza del valiente está en el corazón! 


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