La difícil solución de las pensiones

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


Las maltrechas cuentas de la Seguridad Social provocarán que las pensiones, en los próximos cinco años, suban nada más que un 0,25% al año. Esto quiere decir que los pensionistas perderán un 8% de poder adquisitivo en los próximos años, ya que la inflación crecerá más.

Este 0,25% de revalorización es el suelo de subida que marca la ley, y el Gobierno es a lo que se agarra y lo que está estipulado en los presupuestos.

A partir de aquí todo dependerá de lo que se decida por las fuerzas presentes en el Pacto de Toledo, que han empezado a reunirse. Y aquí es donde se afrontará todo lo que tiene que ver con las presentes y futuras pensiones.

No hay que echar muchas cuentas para saber que los ingresos por cotizaciones serán muy inferiores a los gastos de pensiones, por lo menos en los próximos cinco años, y a partir de aquí no creo que mejore.

Este es uno de los cinco o seis problemas importantes que van a tener los futuros gobiernos, porque son muchas las cosas que juegan en contra. El empleo crece, sí, pero la mayoría son de salario reducido, el número de los pensionistas está en máximos históricos, mientras que en los próximos años se van a jubilar muchas personas que van a tener más de 40 años cotizados. Estos son sólo unos cuantos, porque no nos olvidemos tampoco del tema demográfico, ya que tendrían que incrementarse los nacimientos para equilibrar la pirámide poblacional, pues cada año está más envejecida.

Para que nos hagamos una idea del desfase de este año, se desviarán más de dos mil millones de euros, que tendrán que sacar de otro capítulo para nivelar el gasto de pensiones.

Muchos de los que ahora tienen entre 50 y 60 años no tienen asegurado nada, y eso después de que la gran mayoría tiene una vida laboral extensa, habiendo aportado muchos dineros a la Seguridad Social, y lo que aún les falta. Y luego para que al final, cuando lleguen a la edad de jubilarse, se lleven una desagradable sorpresa, como está ocurriendo en la actualidad en países como Portugal o Grecia, donde en la actualidad no están cobrando ni el 50% de lo que en un principio les correspondía de derecho.

Como digo, este es un problema muy serio y que tiene difícil solución. Lo primero que se necesita es que todos los partidos políticos se lo tomen en serio y puedan encontrar soluciones que sean lo menos reductoras posible, con arreglo a las aportaciones que ha hecho cada trabajador a lo largo de toda su vida laboral.

Por ello no entiendo cómo algunos, como el mediático Pablo Iglesias, quiera sacar rédito electoral con este delicado tema que entendería hasta un niño de 10 años. Insiste, utilizando su demagogia característica, en decir que hay que bajar la edad de jubilación a los 61 años, y que la base reguladora se congele en los 20 últimos años, e incluso que sean los trabajadores los que puedan elegir los mejores meses y años de su vida laboral para que puedan calcular la pensión.

La verdad es que no sé si este personaje es más torpe de lo que parece o es que quiere tomar a una parte de la población por analfabetos, pretendiendo hacerles creer en estos descabellados planteamientos, que son totalmente irrealizables, porque sólo hay que entender de sumar y de restar para darse cuenta de tan absurda propuesta. Lo otro es populismo cínico y barato.

Esperemos que por una vez los políticos estén a la altura de lo que cobran y se unan buscando el mejor acuerdo posible en el Pacto de Toledo, porque de lo contrario en un medio plazo los trabajadores que lleguen a su merecido descanso por la jubilación comprobarán la cruda realidad de que con la pensión no les llega nada más que hasta mediados de mes. 


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