La quimera de Pedrique

ARTURO LUNA BRICEÑO


Dicen que el camino del Infierno está empedrado de buenas intenciones. Yo presiento que la carretera que va de Pozoblanco a Pedrique está asfaltada del mismo material. Y a su vez me pregunto: ¿Qué movió al Ayuntamiento socialista de Pozoblanco, en los años noventa del siglo pasado, a convertirse en terrateniente andaluz comprando una Hacienda de Olivar, disfrazada de monasterio, cerca de Córdoba?

La intención y el hecho va camino de convertirse en un arcano, porque un dolor de cabeza para el Ayuntamiento de Pozoblanco, hace tiempo que lo es.

Me cuesta creer que alguien, individualmente, compre una finca por mucho más de lo que en realidad vale, y que a la vez firme un contrato en el que una clausula dice que entrará a tomar posesión completa de ella cuando se mueran los caseros del cortijo. Y todavía me parece más absurdo que la siguiente clausula diga que el comprador se compromete a dar el “Jhato” a los caseros, y tras ello se hace una lista de lo que ha de contener el dicho “jhato” y cuando hay que dárselo. Y las viandas que hay que darle a los caseros no es como la que ajustaban los pastores “pa feria”, pues según se barrunta, porque la lista forma parte del arcano, parece una lista de boda como las que hace el Corte Inglés.



Y todo esto se propuso en una serie de sesiones del Ayuntamiento de los años 90, ¿o no? Y es de suponer que se aprobó en un pleno, porque acto seguido se creó una Fundación, con fines culturales, para reparar las casas, sanear los caminos, encalar las fachadas y atender y cumplir la periodicidad e integridad del “Jhato”. Así que las cuentas se rendirían en la memoria de la Fundación. No estaba mal pensado. ¿Pero qué aportación a la Cultura de Pozoblanco trajo el eremitorio de Pedrique?

Este es otro misterio que está a medio camino entre el arcano y la quimera. Pero vestir la Hacienda Olivarera de aportación cultural da caché y prestigio.

Para acallar a los “mal pensaos”, que somos muchos. El santo y seña que se mostró fue decir que Pedrique era la Huerta del Gallo. La finquita serrana que Juan Ginés de Sepúlveda compró a mediados del Siglo XVI y en la que escribió la mayoría de su obra.

Esto ya no es ni arcano ni quimera: simplemente es mentira.

Y me viene a la memoria un hecho histórico que sirve para ver cómo habían cambiado los socialista del 1990 comparándolos con los del agosto de 1936. Los de la Guerra Civil, nada más bajar de La Morra, decidieron “darle un homenaje a Juan Ginés de Sepúlveda”.



Así que abrieron su tumba, sacaron la urna que contenía sus restos y la llevaron arrastrando hasta La Carretera, donde, a fuerza de patadas, introdujeron sus huesos en un albañal. Los de 1990 decidieron que como homenaje se compraban el Monasterio de Pedrique, donde tanto escribió el sabio de Pozoblanco. Y aquí me pierdo del todo porque entiendo que se podía hacer el gesto como una disculpa

¿Pero que un partido de izquierdas, con un fuerte tufo de anticlerical, se compre un Monasterio en memoria de un sacerdote al que lo hicieron desaparecer casi quinientos años después de haber muerto?

La verdad, es que me cuesta mucho tragármelo.



Y ahora leo una Editorial de Miguel Cardador en El Semanario La Comarca, en la que dice que el Ayuntamiento de Pozoblanco lleva gastados cinco millones de euros en el Monasterio de

Pedrique, y que estos dineros han salido de los impuestos que pagamos todos los vecinos pecheros del pueblo. Me deja con un mal sabor de boca y el cuerpo me pide que ya que pagamos, que nos digan por qué. Que hagan público el contrato y cuenten cuales han sido los beneficios culturales de semejante despilfarro.

Si en el contrato se dice que Pedrique fue la Huerta del Gallo, es un contrato fácil de anular. Si han sido otros los motivos que los digan también. Que se publiquen las sesiones municipales, la medición de las tierras, el recuento de los olivos y el informe que se hizo sobre la rentabilidad del olivar. Y una cosa importante, si se eliminó la Fundación, ¿Qué concejalía es la que asume la sangría anual de Pedrique y que porcentaje se lleva este monumento cultural?

Hora es de qué nos enteremos en que se van parte de nuestros tributos. Así que siendo fieles al lema de los monasterios: “Ora et labora”. Reza y trabaja. Yo, como muchos, nos quedaremos rezando y el ayuntamiento a trabajar el tema. Que ya están tardando.


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