Disciplina y libertad

ANTONIO ÁNGEL MORENO MUÑOZ
(TREMP)


En el ser humano hay una dualidad enraizada en su naturaleza que le es compañera desde que nace hasta que muere. En todo momento es capaz de las más sublimes ideas y de los más rastreros instintos. Anida junto a lo más noble y lo más bajo. Se ha dicho que en el hombre duermen juntos un sabio y un loco y que del educador, de los padres y profesores, depende que se imponga uno de los dos.

Los padres deben intervenir en la vida del hijo ayudando a esas fuerzas nobles que bullen dentro de su ser, procurando darle la oportunidad de imponerse a los demás instintos no tan nobles para conquistar una libertad deseada por todo hombre.

Esa intervención de los padres en toda su formación no se debe considerar en el sentido de coartar su propia libertad sino todo lo contrario; con sus palabras, con su ejemplar ir guiando este pequeño arbolito para que usando de su libertad crezca hasta hacerse un árbol maduro.

El niño aprende a obrar por imitación y por asociación. Es necesario asociar a su mente el bien, que será libre de elegir, pero que prevalezca sobre la idea de mal que ah de rechazar.

Toda sociedad se rige por unas determinadas leyes que aseguran la vida y el bienestar. No puede ser una excepción la sociedad familiar ya que sin una disciplina quedaría deshecha por el egoísmo, el libertinaje y el desorden.

El hijo, como miembro de una sociedad doméstica, debe acatar esas leyes que ordena la familia y que forman un código de disciplina. Ha de haber un tiempo para levantarse, para estudiar, para jugar, para ver la televisión, para divertirse. Aunque no es agradable someterse a un control ordenado será necesario hacerlo, porque la disciplina es la base imprescindible para llegar a la libertad interior.

El niño que es esclavo de sus propios impulsos jamás llegará a ser libre.

Los padres han de crear en su hogar un ambiente de vida metódica y ordenada sin llegar a una disciplina férrea ni cerrada. Esto protegerá tanto a los padres como a los hijos.

El hábito de disciplina puede dar a los hijos una apariencia de suficiencia de dominio y de valoración personal, pero solamente eso: apariencia y engaño. Ellos irán a lo suyo y lo demás le importa un bledo. Hay que crear en el hogar un clima de libertad pero dentro de un orden sin que sea rígido, será flexible pero orden al fin. Sin disciplina no es posible la libertad.


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