El origen de la plaza de toros de Pozoblanco

ARTURO LUNA BRICEÑO


Cuando me puse a ordenar la documentación que tenía sobre la cogida y muerte de Paquirri, note que me faltaban datos sobre lo que se considera el “Marco de la tragedia”, o lo que es lo mismo, saber la historia de la Plaza de Toros de Pozoblanco, desde su fundación hasta el fatídico día de 1984 y pensé que la persona idónea para que me contara los secretos de la plaza era Rafael Bueno García, nieto de Joaquín García, que fue el promotor, constructor, propietario y empresario de la Plaza. Y su padre; Don Rafael Bueno, médico de Pozoblanco que a su vez también fue propietario de la Plaza y empresario.

Una tarde a finales de la década de los años 80 del siglo pasado quedamos para que me contara todo lo que recordaba sobre la Plaza de Toros. Fue una charla amena que incluí en mi libro sobre la cogida de Paquirri, que publicó en 1994 el Ayuntamiento de Pozoblanco.

Rafael Bueno García me contó lo siguiente: “La Plaza de Toros de Pozoblanco se inauguró el 25 de agosto de 1912, con un cartel en el que se anunciaban toros de Lissazo, de Tudela, Navarra, aunque para entonces la ganadería ya era propiedad de la Viuda de Soler de Badajoz, para un mano a mano entre los diestros Fermín Muñoz “Corchaito” y Manuel Rodríguez “Manolete”. Pero este no vino porque había tenido una cogida pocos días antes y fue sustituido por Martín Vázquez.

Mi abuelo, Joaquín García, hizo la plaza por afición. Él conocía a muchos toreros porque le gustaba mucho ir a Córdoba y participar en las aparcerías y las tertulias del Círculo Mercantil. Allí fue donde comenzó a darle vueltas a la idea de hacer una plaza de toros en Pozoblanco.



La plaza que se inauguró en 1912, era de hierro. Toda de hierro. Y claro, con los calores y los problemas que producía la dilatación de este metal, se resquebrajaba e incluso se desajustaba, de tal manera, que mi abuelo no la veía muy segura. Así que un día convocó a todos los maestros albañiles y a sus peones y les dijo: “¡Venga! Echarla abajo ahora mismo y vamos hacer otra con la piedra de esta cantera”.

Porque la plaza está construida aprovechando una gran cantera que había en Los Llanos.

Yo tengo escuchado de niño que tenían dudas de si hacerla en este lugar o en un corralón que había detrás de la Casa de las Obispas, donde luego estuvo el Cine San Juan, pero sin duda, se decidieron por la cantera porque estaba situada junto al Real de la feria. Así que demolieron la plaza de hierro y con los materiales de la cantera levantaron la plaza que existe actualmente. La obra se llevó a efecto en 1916- Todo el mundo dijo: “Don Joaquín García se ha vuelto loco. No hace nada que construyó la plaza y ahora se lleva allí a todos los albañiles del pueblo para tirarla” Y claro, que en aquellos años estaba en pleno fragor la Primera Guerra Mundial y el hierro escaseaba y se pagaba muy bien. Lo vendió y después de pagar la construcción de la plaza de obra, ganó más de veinte mil duros. Y porque no se esperó más, que si no dobla las ganancias. Y eso que decían que estaba loco. Si, loco”.



La familia Bueno García fue propietaria de la Plaza de Toros hasta mediados de los años cuarenta. Rafael no recuerda cuando la vendieron:

“Se la vendimos a un tal “Cordobita”. Un chatarrero de Córdoba por 250.000 pesetas. Fue el año que torearon en Pozoblanco Conchita Cintrón, Luis Miguel Dominguín y Pepe Luis Vázquez. Un corridón organizado por el Ayuntamiento”.


En 1981 la Plaza de Toros de Pozoblanco pasó a ser propiedad municipal y así se mantiene hoy día. 




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