El glorioso San Gregorio y las plagas del campo
ARTURO LUNA BRICEÑOLas zonas endémicas en que cada cierto tiempo se avivaban las plagas de langosta en España eran las tres antiguas Dehesas Reales; Alcudia, la Serena y los Pedroches. Para una tierra como la comarca de los Pedroches, cuya principal fuente de ingresos era el cultivo del cereal y la vid, estas plagas acarreaban ruina y hambrunas. Prevenirlas, detectarlas y destruirlas era un trabajo difícil. Ante la escasez de medios sólo quedaba encomendarse a un santo protector y este era San Gregorio. Curiosamente daba los mismo un San Gregorio que otro, y eso que en la iglesia se celebran varios santos de este nombre: San Gregorio Magno el 12 de Marzo, San Gregorio Nacianceno el 9 de Mayo y San Gregorio Ostiense que se celebra el mismo día. El Magno es el patrón de los sastres y los músicos, el Nacianceno, también conocido como el Teólogo, Doctor de la Iglesia, es patrón de los poetas y el Ostiense, que era obispo de Ostia y llegó a España haciendo el Camino de Santiago y se quedó en Navarra, donde se conserva su cabeza en el Santuario de Sorlada, y era el verdadero látigo de las plagas de langosta.
Para saber por qué en Pozoblanco festejamos a San Gregorio Nacianceno, cuando en realidad al que le pedían protección era al Ostiense debemos acudir a lo contestado en Almodóvar del Campo a la pregunta 52 de “Las Relaciones de los Pueblos de España ordenadas por Felipe II” que se llevaron a cabo en 1.595 en las que dijeron: “…se guardan por días festivales el día de San Gregorio Nacianceno que es a nueve de mayo y se votó por la plaga de la mucha langosta que en los años de cuarenta y cinco y cuarenta y seis de mil quinientos permitió Nuestro Señor que sobreviniese a toda esta tierra y talase y destruyese los panes, envió esta villa un propio al Reino de Navarra a un lugar del a do dicen estar el cuerpo del Bienaventurado Santo y de allá trajo agua que se aspergió en los campos y fue Dios servido que se alzase la plaga de la langosta y ansi se votó aquella solemnidad y se hizo una imagen de bulto que en dicho día se saca en procesión general por todo el pueblo”.
Andrés de Salazar, escribió en 1.624, como se sacaba el agua dos veces al año en el Santuario de Sorlada. Una el 12 de marzo, San Gregorio Magno y otra el 9 de Mayo: “La bendición del agua se ve sometida a una serie de ritos especiales y curiosos. La cabeza del santo está totalmente recubierta de plata con un orificio en la parte superior del cráneo y otro en el cuello, mediante un embudo de plata se vierte el agua por la parte superior y tras bañar toda la santa reliquia sale a una vasija de plata de donde se recoge cuidadosamente”.
Allí se recibía el agua por los “propios” que las villas habían enviado y que para obtenerla debían de presentar una Cédula con el nombre de la Villa interesada, la cantidad de limosna que daban y el uso que le iban a dar al agua. Una vez revisado y superado el requisito se le entregaba el agua y junto a ella un certificado de autenticidad firmado y sellado por el Capellán de la Cofradía de San Gregorio de Sorlada.
Otras veces, cuando la plaga tomaba dimensiones bíblicas, se optaba por pasear la cabeza del Santo por España. El último peregrinaje de la santa cabeza se llevó a cabo en los años de 1724-1725. Recorrió la Rioja, Aragón, Valencia, Murcia y Andalucía. Pero a pesar del esfuerzo el resultado fue nulo, y Fernando VI y sus ministros optaron por evolucionar los estudios científicos y abandonar los peregrinajes milagreros. Y San Gregorio que hasta entonces había sido el protector de los campos se vio sustituido por San Isidro y su devoción empezó a olvidarse.
Estamos convencidos los de Pozoblanco que San Gregorio es el patrón del pueblo y en su honor se celebra la feria chica. Y este error no se lo podemos achacar a los prestes de la Orden de Calatrava. Éste es de vuestra propia cosecha, y aclaro, lo mismo que a mí me lo han aclarado en la Iglesia. La patrona de Pozoblanco es Santa Catalina, y aunque se intentó nombrar patrón a San Gregorio lo cierto es que el obispado no lo concedió. Así que ahora a comer hojuelas y rosquillos, que para Santa Catalina solo habrá gachas.
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