Luz Casal, esa artista

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sábado, 19 de mayo de 2018 | 9:04 0

Luz Casal, esa artista

EMILIO GÓMEZ

(Periodista-Director)

Unos 800 vallesanos pueden contar que estuvieron en el concierto de Luz Casal en el Teatro El Silo. Sacaron las manos para aplaudir con tanta fuerza que aún resuenan los ecos en nuestras cabezas. Cuerpo y alma. Por dentro la emoción, de cada uno, era inmensa. En el escenario estaba Luz Casal. Su voz todavía suena como la sirena de un barco. Suave, romántica, armónica. Y es que estuvo toda la noche acariciando las palabras, los tonos, la melodía. Una pasada. Nunca habrá artistas como los de antes. Es como si el arte se fuera perdiendo y nadie lo encuentra.

Hay que cantar muy desde dentro, muy desde las entrañas y desde el alma para llegar así. Luz es genial, como lo son sus canciones donde nacen flores para ser contempladas. En el Teatro el más joven tenía más de 30 años. Muchas frentes marchitas, sienes plateadas por el tiempo y sentimientos de una época que vuelve con artistas con tan buen gusto como Luz. Quedan pocos. 

El concierto tuvo dos partes. La primera parte de su actuación estuvo marcada por “Que corra el aire”, su nuevo álbum. “Días prestados”, “Miénteme al oído”, o “Amores” de Mari Trini fueron algunas de las canciones que ofreció abriendo la flor de sus sentidos. Luego diez minutos de descanso. Cambio de vestuario y paso a esos tesoros musicales de antes. Me refiero a esas viejas canciones escuchadas mil veces como “Entre mis recuerdos”, “No me importa Nada” o “Te dejé marchar”. Una pasada. El público en pie con “Besaré el suelo”. Y es que “cuando más bella es la vida más feroces sus zarpazos”. Casi nada. Resume en esas letras la vida de todos.

Los allí presentes rompían el aire pero su voz seguía tan dulce como ella. Pureza, poesía, energía y talento. El misterio de sus letras y de su música quedó en el Teatro El Silo lleno de emociones y melodías. Puerta grande para Luz Casal que sacó hasta el Rufino con su baile de pingüino. Los aromas de una noche mágica llena de nubes, madrugadas, amores y desamores. Sentir, eso es lo que se hizo allí. ν