Yo me pregunto

JUAN PEDRO DUEÑAS SANTOFIMIA


Constantemente me pregunto tantas cosas que al final solo consigo buscar respuesta a la última que ocupa mi pensamiento.

Hace unos dias: El Sr. Martín Pallín, habitual tertuliano en los últimos tiempos y ex-magistrado del Tribuanl Supremo, dijo: “El señor Puigdemont está fuera de la realidad” y creo que tiene razón. Que se corresponde con su realidad. El Sr Martín Pallín, por la realidad que conozco a través de sus opiniones, creo que es una persona centrada y discreta y no se ha dejado influir por esta aparente realidad o realidad virtual, pero puesto en su boca produce un plus de influencia y una limitación a la crítica por tratarse de autoridad de reconocimiento social

Pero sigo preguntándome ¿Qué es la realidad? Al menos ¿qué es lo que mas se parece a la realidad?

Entiendo que la realidad es aquello que ocurre a mi alrededor cotidianamente que yo sea capaz de analizar y entender por encima de cualquier otra opinión, pues la opinión no es ni mas ni menos que la expresión de un pensamiento que puede o no ser adecuado a la realidad o subvertido, ya que su intencionalidad está en el ámbito exclusivo del propio autor y ese interior intelectual es impenetrable y por tanto inescrutable.

¿Debemos, pues, entender que la realidad es lo que se manifiesta o lo que uno interpreta de los hechos que percibe por sus sentidos y puede analizar coherentemente, comprender y asumir.?

Si una realidad se concibe como la manifestación de una opinión, siempre el que la emite tendrá razón por ser el dueño de esa opinión. Por contra si es preciso el análisis de los hechos que se producen en el entorno y la libertad de interpretarlos con base en tales hechos , la verdad dependerá de la capacidad de análisis y entendimiento del que la percibe y esa, sería una realidad .

¿Cuál de las dos interpretaciones debe entenderse como realidad? ¿Quizás la compartida por una mayoría o resultaría mas adecuada la interpretación reflexiva y analítica aún de un número inferior de personas?

Con tanta democrcia, democracia, hemos llegado a una situación en que lo correcto, lo cierto la verdad y cualquier acontecimiento social o de influencia en la sociedad, es lo que consciente o inconscientemente manifiesta la mayoría a través de los medios de comunicación y redes sociales, pero ocurre que esas opiniones nacen de la irreflexión y se propagan gratuitamente. Quizás otro producto de la globalización. Se genera una confusión con participación irresponsable de una aparente mayoría y así nos pueden llevar ciegamente a confirmar o actuar acorde con los intereses de esos manipuladores de los medios.

La comodidad invade el pensamiento al extremo de dar por cierta cualquier afirmación y acumular un sentir amorfo haciendo de la razón un vehículo unidireccional creando una realidad inexistente.

Estamos alimentando una moda social del sí y el no sin argumentar las razones que nacen del análisis de los hechos o acontecimientos, incluso creando opinión antes de que se produzca el evento que, debiendo ser imprevisible por su propia naturaleza, ya se ha conformado la voluntad interesada del promotor de la noticia.

Cuidado con lo que nos cuentan los mensajeros, debemos de buscar la verdad, nuestra verdad desde el análisis de los acontecimientos que se producen, teniendo en cuenta las experiencias vividas, y el interés que mueve al informante.

Ejemplos tenemos de todos los colores, para contrastar el mas reciente, pongamos en tela de juicio la afirmación del ministro de justicia Sr. Catalá que refiriéndose al magistrado del voto particular en la sentencia de”la manada” lanza el comentario público “ El Sr. Ricardo Gonzaléz tiene un problema sigular que conoce de oídas”. Ya este comentario por sí resulta indignante que salga de la boca del máximo responsable de la administración de justicia, pero es mucho peor por tendencioso,el propósito de desviar el tema principal que sería tanto el cuestionamiento democrático de la justicia, como su necesidad de sometimiento a un debate público en su propio seno, y no increpar a la ciudadanía, ya alterada de por sí por el exacrable hecho enjuciado, dando así lugar a esa opinión amorfa e irreflexiva que carga contra el mensajero y no contra el causante de la noticia que es el responsable máximo de su propia crítica. Por este procecimiento tendencioso y reprochable a todas luces se conseguirá que “matado” el mensajero la gente se olvide del contenido del mensaje.

El ministro echa así una cortina de humo para difuminar los verdaderos problemas de la justicia que, como tantas veces he repetido, debe ser sometida a debate público serio ,desde la realidad existente en su propio seno (desconocida para la gran mayoría) con la selección y control de calidad de los jueces y magistrados que acceden a ella; el sistema de promoción interna, la elección de los órganos de representación de la judicatura, los procedimientos de inspección y control de funcionalidad y productividad y la irradicalización de tantos vicios y corruptelas conocidas y permitidas precisamente por sus óganos de gobierno, el Consejo General del PoderJudicial. Luego vendría, como accesorio, la dotación de medios para su ejercicio que, curiosamente siempre anteponen en sus reivindicaciones cuando los existentes no resultan idóneos por obsoletos y absentistas.

Esa es una realidad conocida por los responsables, todos, los que la gobiernan y los que la administran, y que hoy ( digamos afortunadamente ) puede empezar a conocer el pueblo llano y quizás, quizás pueda servir para introducir algo de luz en esa oscuro mundo de la justicia.

La comodidad alberga la mentira y el esfuerzo nos aproxima a la verdad . Es un principio de la naturaleza que no debemos olvidar.


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