El saqueo de las huestes del Giboso y el abandono del Fhats Al Ballut a finales del siglo XII

ARTURO LUNA BRICEÑO


El cronista árabe Ben Idhari cuenta en su Bayan al Mugrit un pasaje histórico ocurrido en el año 1175, periodo histórico de Al Andalus que estaba dominado por los Almohades. Guerreros árabes defensores del Islam que arribaron a la península con el ánimo de recuperar el territorio perdido. Tenían su capital en Marraquech y se caracterizaban por ser mitad monjes y mitad guerreros. 

Los Reinos de Taifas o España, en el año 1050.


Eran tiempos en que los saqueos de los árabes en tierras cristianas y de los cristianos en tierras árabes eran frecuentes. Ese año, las Milicias de Ávila, que venían al mando de un noble castellano al que apodaban: El Giboso. Él y su tropa iniciaron una incursión de saqueo a principios de la primavera. Partieron de Ávila para adentrarse en tierras musulmanas por el camino largo que llegaba hasta el vado de Alcolea. Saquearon tierras y ganados de Écija y de la campiña cordobesa e hicieron prisioneros a ciento cincuentas árabes. Y retrocedieron por el mismo camino por el que habían llegado, cruzando de nuevo el Guadalquivir a la altura de Alcolea. Pusieron desde allí marcha a Castilla utilizando el camino corto mozárabe que pasaba por Qalyana, y siguiendo el Guadamora llegaron al vado del río Guadalméz, cerca de Veredas y tras pasar el Puerto Mochuelos marcharon para cruzar el río Guadiana en Calatrava la Vieja. La crónica de Ben Idhari lo narra así:

“Los cristianos habían atravesado el río (Guadalquivir) por el vado de Al Quasair (Alcolea) la tarde anterior a la llegada de los almohades, según hemos indicado. Se reunieron éstos con el jeque Abu Hafs ben Yahya y trataron el plan que habían de seguir y convinieron todos en que lo que procedía era seguir a los cristianos a donde estos fueran, aunque tuvieran que llegar hasta la ciudad de Ávila para lograrlo. Purificaron sus almas los musulmanes para la campaña. Dirigieron a Alá sus intenciones. Enmendaron sus faltas mediante la obediencia a sus mandatos y formaron una resolución inquebrantable. Desde el primer momento formó con ellos el jeque Abu Hafs al frente de todas las tropas almohades de Córdoba y después de hacer acopio de provisiones, de forraje y alimentos, en cantidad suficiente para la campaña, se fueron a combatir a los enemigos de Dios. Al anochecer del citado domingo continuaron la marcha, con precaución, hasta que llegaron al castillo de Patruch (Pedroche) que estaba desierto, sin un alma. A causa de la rapidez de la marcha enfermaron algunos soldados, y decidió que todo el que se sintiera indispuesto se quedara en este castillo, encomendando la persecución del enemigo a los más fuertes y valerosos de los almohades, de los “chund” y de los árabes- Así se hizo y continuaron el avance precedidos por el explorador del gremio de los adalides: el Hafiz Abu Umram al Sinachi, antes Señor de Évora, a quien designaron por sus dotes de sagacidad y conocimientos de lo que pasaba en las fronteras, para tenerles al corriente, a cada instante, de las marchas y paradas de los cristianos, así como los lugares en que se alojaban y del orden que seguían en sus excursiones y además para sorprender sus secretos. No hacían jornada alguna que no fuera objeto de observación, y daban cuenta al citado jeque y a los almohades de lo que pasaba en el campo enemigo. 

Mapa de caminos de Córdoba a Toledo.


Las milicias de Ávila plantearon batalla cerca de Calatrava ((hoy Carrión de Calatrava) el miércoles 19 de Xaban de 1175, donde fueron derrotados y muertos por los almohades”.

Esta crónica nos aclara que la Comarca de los Pedroches en el siglo XII estaba desierta y los caminos cortos de Córdoba a Toledo abandonados hacía tiempo, lo demuestra el hecho de que necesitasen guías y exploradores para seguir a los abulenses. 



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