¿Qué es poesía?, me pregunto

JUAN PEDRO DUEÑAS SANTOFIMIA


Tantas preguntas tengo pendientes que a buen seguro no encontraré respuesta a la mayoría de ellas. Algunos misterios están tan próximos que, por fijar permanentemente la vista en el horizonte, se nos olvida agachar la cabeza, mirar a nuestro alrededor, con humildad, al suelo y aprender de nuestro entorno mas próximo que, en la confianza de tenerlo al alcance de nuestra mano, siempre permanecerá ahí esperando nuestra atención, cual arpa en el fondo del salón dormida.

¿Es poesía, una forma del lenguaje expresado a través de la palabra?, ¿quizás sea el sentimiento que te infunde la palabra profunda y llena de sencillez? ¿O quizás sea dejar hablar al silencio y escuchar la mirada del poeta?

Hace unos dias fui invitado por ya mi amigo Pepe Moreno Cabrera a un coloquio en la biblioteca pública municipal de nuestro pueblo, Pozoblanco. Asistí cumpliendo mi promesa a pesar de hacerlo conduciendo ya prácticamente anochecido y llegué cuando había comenzado la conversación amistosa y amena entre un reducido grupo de personas que acudieron y que tuve que interrumpir momentáneamente para saludar a algunos de los conocidos, comenzando por el protagonista, a su pesar, por deseo propio. Quizás sea una de las pocas ocasiones en su vida que se convoca a sí mismo para oír el cariño de los convocantes, lo que lejos de significar un alarde de egocentrismo, resulta ser, para aquellos que le conocemos, una manifestación mas de su sencillez y generosidad.

Mostrando esa humildad y sencillez que le dota de una autoridad no pretendida y reconcida, al menos por mí, nos pidió opinión sobre su libro “Nómadas” que aún tengo sobre mi mesa, abierto, pendiente de leer, como vengo haciendo al azar, que, con buen acierto por su prologista Alejandro lópez Andrada, denomina “Tratado de la bondad”.

Cuando Pepe Moreno toma la palabra y con absoluta sinceridad dice su sentir de forma aparentemente insolente en que a veces se expresa y que no es sino solo una connotación de su verdad y su autoridad moral, me llegó al alma como un suspiro y me olvidé de las lecturas que hizo de sus poemas.

Entre los coloquiantes se generó un clima propicio facilitando que todos los presentes diesen sus opiniones acerca de la poesía, los poetas, la personalidad del poeta, la manifestación de la poesía en el tiempo. Unos defendiendo la poesía clásica como verdaderas normas inquebrantables.Los mas progresistas, desde la adecuación de la poesía a los tiempos del poeta que, a fin de cuentas, resultan ser criticas morales a la sociedad contemporánea, quejas del alma ante las injusticias y el dolor y siempre permanente deseo de producir nobles sentimientos y profundas sensaciones.

Yo, que no puedo evitar mi protagonismo, amen de haber acudido para ello, aún partícipe del coloquio, centré mas mi atención en la actitud del protagonista y en mi fuero interno, seguía buscando respuesta a la pregunta que voló en el ambiente y que cada cual se forzó en dar una respuesta adecuada a su sentir. Sentía por momentos que poesía no era, ni la expresión armónica del lenguaje, ni el cumplimiento de la métrica clásica, ni la composición de los versos, y antes de abandonar la reunión (por otro compromiso, ya fuera de horario) quise llevarme la impresión que, con mas tranquilidad y reflexión habría de matizar, en el momento en que abandoné la reunión, mirando a Pepe Moreno, dejé hablar al silencio prudente y atento a su mirada, afirmé para mí, poesía Pepe, eres tú y no tu librito “Nómadas” porque ese ha dejado ya de ser tuyo. Y ambos en una proporción adecuada me habéis heho sentir mejor persona.


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