Cuando los libros de texto pesan más que la cultura

EMILIO GÓMEZ
(Periodista-Director)


Llega Septiembre y comienzan los preparativos escolares con carteras de grandes bolsillos para que entren los estuches de lápices de colores y tanta materia que hoy tienen que dar los escolares.

La cultura pesa cada día más. Pero no está en la mochila de legionario que portan nuestros chavales. La cultura debe de estar en la ilusión por aprender, en leer, en inventar mundos imaginarios y en estudiar nuestro pasado. Lengua, Literatura, Matemáticas, Historia, Historia del Arte, Ciencias Sociales, Ciencias Naturales. Son las asignaturas de toda la vida. Hoy se están inventando otras nuevas que están tan vacías como la sociedad que estamos creando. Se vende humo, se enseña humo con estas cosas nuevas impuestas a los profesores. Lo más importante que se enseñaba ya no se da.

Y luego está el respeto. Ese que se ha perdido a los profesores. Hay padres que creen que la enseñanza es una competición. Los rivales son los compañeros de su hijo. Otros, los más despreocupados, no saben que su hijo va mal hasta que llegan las notas y culpan al que pone.

¿Quién es el profesor? Pues un hombre o una mujer atado o atada de pies y manos que no quieren que su vida sea bombardeada en clase donde a veces todo es un campo de minas. Bastante hacen y aguantan. El otro día vi un documental donde una escuela en China que es la de Dongzhong, donde los los niños daban clases en una cueva pupitres de madera y pequeñas pizarras. Llevaban el material justo para aprender. Muy lejos de la educación nuestra en la que se trabaja con pizarras digitales, portátiles y un arsenal de libros. Sin contar el uniforme, el calzado deportivo de las grandes marcas y el móvil con conexión a internet. Todas estas cosas ayudan mucho pero no lo más importante es tener ganas y esforzarse por aprender.

El problema es que la cultura no entra así. Por mucho envase que tengas, la cultura es querer y poder. A veces las clases se pueden dar con lo básico y sus cabezas. Enseñar lo esencial (que a veces no está en el programa) y aprender otra vida y modelo. No podemos ir en contra de la sociedad en la que vivimos, pero sí concienciar a nuestro alumnado de que existe otra vida en la que entra el respeto y la valoración del profesor, el talento, el amor por la cultura, por nuestra historia. Y, sobre todo, aprender que somos unos privilegiados de tener hasta lo que no necesitamos. Sin embargo, por mucho ropaje o mochila que llevemos no tendremos más cultura. Esta se consigue valorando lo que tenemos (eso que nunca hacemos).


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