El saber se gana, no se regala

EMILIO GÓMEZ
(Periodista-Director)


El sueño de tantos y tantos padres es que sus hijos estudien. Gastan sus dineros en los estudios de ellos y, en la mayoría de los casos, lo hacen con mucho sudor, esfuerzo y tiempo. Por eso duele que se regalen títulos, máster o tesis doctorales.

Cristina Cifuentes, Carmen Montón, Pablo Casado o Pedro Sánchez han estado o están en el candelero por haber recibido favores académicos. Algo muy grave si esto fuera así. Hay que probarlo antes de juzgarlo. En el caso de que hubiera cosas raras, se podrían hacer muchas consideraciones.

Uno puede que no tenga dinero o poder, pero puede tener estudios. Si ya le damos a los poderosos o a los ricos los títulos sin merecerlos, ¿qué nos queda? Un título, un máster o una tesis doctoral no se puede comprar o regalar con poder o dinero. Cuánta gente logró con sus estudios una vida digna para no depender del poder y del dinero.

Los estudios ni se heredan ni se regalan. Se ganan con esfuerzo. ¿Qué herramienta le queda al ciudadano de a pie para ascender en su vida laboral si al poderoso le dan ya los títulos académicos sin despeinarse?

Decía Giulio Andreotti “No desgasta el poder; lo que desgasta es no tenerlo”. Qué razón tenía. Desgasta tener que utilizar los codos. Que se lo pregunte a los estudiantes. Desgasta tener que trabajar, madrugar, ahorrar y machacarte para que tus hijos puedan estudiar. Millones de españoles han empleado muchos años de su vida para lograr ser abogado, maestro, médico, periodista, ingeniero, veterinario. Y sus padres han tenido que pagar matrículas caras, desprenderse en sus casas de sus hijos pues estos han tenido que salir a estudiar fuera y muchos esfuerzos más que cada padre o madre sabe.

No sabemos si recibieron favores Sánchez, Casado, Montón o Cifuentes. Lo que sí sabemos es que no se puede politizar el saber. Si nos manipulan el saber, estamos listos. Los colores políticos no pueden cegarnos. Hay quien defiende la tesis de uno porque pertenece al partido que vota. Hay otros que defiende el máster del otro porque pertenece al partido que vota. Pero la única verdad es que unos y otros son sospechosos de su calificación o título. Posiblemente lo lograron sin trabajarlo.

Nosotros, los pobres de a pie, tuvimos que trabajar, estudiar y pagar todo lo que conseguimos. Y si cabe, nos pusieron peor nota haciéndolo posiblemente mucho mejor. Por eso, no podemos permitirlo. Hay mucha gente que sacrifica su vida para no vivir de rodillas ante el poder o el dinero de los millonarios. Hablo de esos que hacen su fortuna con sus influencias o con los dineros de todos.

George C. Lichtenberg en una de esas frases mágicas decía que “cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”. Eso será. No nos respetamos ni a nosotros mismos cuando consentimos tantas cosas. Y tan graves. El saber no se compra. Ni se regala. Se gana.


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