Pérez Reverte, ese reportero que imaginaba cosas

EMILIO GÓMEZ
POZOBLANCO


Siempre que leí a Arturo Pérez Reverte me lo imaginé como un reportero de mundos en contienda. De cosas que sucedían de verdad porque soy de los que piensan que todo lo que se escribe sucede (aunque sea en la imaginación del autor). Sus novelas no son reales pero podían serlo. En ellas está todo lo que el ser humano tiene en su mochila: la maldad, la estupidez, la lealtad, la dignidad, el desconsuelo. La vida al descubierto. Es un escritor que ha manipulado muchas vidas a través de los libros. Esas que ha contado. Y las manipuló haciéndolas más hermosas o duras. Tiene claro que el ser humano es capaz de cualquier cosa dependiendo de las circunstancias. Dependiendo de ellas tomamos nuestras decisiones. 

Arturo habló en las Jornadas de Otoño de la Fundación con Juan Cruz, en un diálogo de esos en los que uno quiere mostrar al otro mediante palabras. Cruz sigue siendo ese niño descalzo lleno de infancias y de literatura. Porque ya lo dijo Pérez Reverte “la literatura sirve para explicar el mundo, para vivir vidas alternativas”. Y para ser feliz y hacer feliz al lector, ese que ve su vida en las vidas de los demás, en la vida de los libros, de los personajes de ficción que se crean. En la vida que cuenta Pérez Reverte, Juan Cruz, Riera, Luis Mateo Díez y tantos autores que juegan con letras y sentimientos.

Arturo Pérez Reverte se fue despidiendo de las Jornadas diciendo que la vida te va dejando recuerdos y cosas para marcharte solo. Todos morimos solos después de muchos cristales rotos y de ser feliz o no serlo tanto. Aseguraba que es “un viejo peligroso” fruto de una vida larga, hecha y libre. No se aparta de la creencia de que el mundo aparte de ser un lugar maravilloso también es “peligroso, duro y lleno de hijos de ….”Así lo dijo. Ya dice todo lo que siente. Cada vez más, pues tiene claro que cada vez nos estamos apartando más de la realidad. No le falta razón. Nos estamos metiendo en muchos callejones sin salida. Aunque en esta ocasión nos salvó la literatura. Como en tantas otras. 

Arturo Pérez Reverte, el pasado miércoles en el Auditorio del Recinto Ferial de Pozoblanco con Juan Cruz. /SÁNCHEZ RUIZ





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