Elecciones andaluzas

EMILIO GÓMEZ
(Periodista-Director)


Las elecciones andaluzas no dejaron indiferente a nadie. No hubo encuesta que adivinara el resultado final. Pocos esperaban que el PSOE pudiera perder 14 escaños. Y aún menos que VOX sacara 12. Pero sucedió. Además Cs creció mucho más de lo que muchos vaticinaban. Bajó el PP en 7 escaños (menos de los que unos pensaban y más de lo que pensaban otros). También Adelante Andalucía sufrió un descalabro importante.

PSOE y PP han dejado de dominar. Nada volverá a ser como antes. Hace tiempo en el que se acabaron las mayorías absolutas. Ahora entraron en escena otros partidos que tienen mucho que decir y que están rompiendo hegemonías en todos los lugares. Se confía cada vez menos en la disciplina que emana de los aparatos partidarios, que por mucho que se equivoquen, nunca asumen sus responsabilidades. Decía el primer presidente de la Junta de Andalucía, Rafael Escudero, que los políticos de antes estaban mucho más preparados académicamente y políticamente que los de ahora, y que además jugaban sin red pues estaban dispuestos a marcharse si las cosas no marchaban bien. Hoy tenemos la impresión de los que llegan es para quedarse, y que van a durar más que un martillo en manteca.

España necesita una buena política (esté quien esté) pero necesita de todos nosotros. El país entero (no solo Andalucía) ha sufrido mucho en los últimos años con la impunidad, la corrupción, el desempleo, la pobreza, el ataque económico a los autónomos, el deseo de independencia de Cataluña, la pérdida de valores, desigualdad entre individuos y regiones, la fuga de jóvenes al extranjero, la violencia, la demagogia, el despilfarro de dinero público. Los problemas importantes están en la calle, en la gente, en las casas de los ciudadanos. No sabemos por qué se perdió tanto tiempo en dar vida a gente como Rufián, Torra o Puigdemont.

La gente necesita de políticos que vengan a servir al pueblo y afronten los problemas de verdad que se han dejado de lado. No solo en Andalucía sino en toda España. La clave está en escuchar la gente. Cosa que no se ha hecho en los últimos años. Los políticos actuales no pueden estar solo preocupados de mantenerse en sus puestos. Su preocupación debe estar en el ciudadano. La misión deben ser las personas.

Lo más preocupante es que los políticos no se han dado cuenta de que la gente ha perdido la confianza en ellos. Hay una desesperación total. Se ha deshumanizado la imagen del político. Ellos se han perdido en el insulto, la descalificación y las ofensas. Nosotros vemos eso y nos echamos las manos a la cabeza. No miran nuestras preocupaciones (sino las de ellos). Sobra bronca y confrontación, y falta espíritu de unidad para afrontar los retos de nuestro tiempo.

El resumen que todos deben sacar de las elecciones es que queremos que nos respeten como ciudadanos. Cosa que no hacen. Ni unos ni otros. Necesitamos más trabajo, que no nos cosan a impuestos, que nuestros hijos e hijas estén protegidos y tengan un futuro en su país, que no nos avergüencen por decir que somos españoles, tener salarios justos y felicidad. No queremos adoctrinamiento ideológico. Ni a la izquierda ni a la derecha. La gente no es de los partidos. Es de su casa, de su familia, de su gente, de su trabajo, de su vida.

Andalucía es una tierra llena de posibilidades, maravillosa y llena de encanto. No sabemos si los pactos cambiarán su signo político. Si sucede, esperemos que sea un cambio de verdad. No tendría sentido que los que han venido pregonando un cambio para Andalucía, se instalen ahora en el poder para atornillarse en él. Por encima de los partidos, lo más importante es construir una sociedad común y una Andalucía moderna, con futuro y esperanza. Es cierto que hace muchos años que dejamos atrás esa Andalucía del subdesarrollo y de la pobreza. Aunque hemos progresado mucho debemos salir del vagón de atrás de España. Para eso debemos de remar todos juntos. A los políticos solo le interesa que esté su partido. A la gente le interesa su tierra.


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