La esquina de Firestone, ‘El Manolito’ y ‘El Bar Corneta’

EMILIO GÓMEZ
POZOBLANCO

Es la Firestone antigua de Idelfonso Castro. La esquina de la Avenida Villanueva de Córdoba con el Paseo Marcos Redondo. Comienzos de los años 70. Por entonces, las tiendas eran casas en las que se ponía un mostrador, se rotulaba la fachada y se abría para vender. Esta era una tienda de repuestos. En la foto vemos como un señor lee un papel (aunque parezca que esté mirando el móvil). Quedaban muchos años para que apareciera el móvil. Junto a él una vespa de la época y al fondo el taxi (dicen que del Zoleja) aparcado en la puerta del repuesto. Otros hablan de que podía ser del Palomares. El caso es que era otra época en la que se vivía de manera diferente. Por entonces nadie pensaba que un día colocarían un árbol grande de Navidad.


Foto antigua subida por José María Cantero. 


Enfrente vemos los adoquines de aquel paseo de la Avenida Villanueva de Córdoba (actual Bulevar) que tanto ha cambiado en su forma. Estaba allí el Kiosco del Manolito en el que los niños iban a comprar los cromos de la liga y los adultos las novelas de Marcial Lafuente Estefanía. Y es que hubo una época en la que las novelas y tebeos se intercambiaban.

Al fondo se ve como en la otra esquina está el Bar Corneta, luego Bar Rafaelín que sería durante muchos años el sitio de parada de los autobuses. La desaparición del bar supuso la polémica obra de la alineación. Una tormenta política en el 2009. 


Aspecto que muestra actualmente la esquina de la Avenida Villanueva de Córdoba. 


Al mirar las dos fotos uno ve los pasados momentos y el presente real. No es que lo que pasó no fuera verdad sino que ya no existe. Habita en la memoria de los que vivieron ese tiempo mostrado en viejas fotografías que nos envuelven y nos transportan a las infancias perdidas de cada uno. Como decía Daine Arbus, una fotografía es un secreto acerca de un secreto, cuanto más te dice, menos sabes.

El mundo que se ve en las fotografías se parece al mundo real, pero no lo es del todo. Ni en las fotografías antiguas ni en las de ahora. La fotografía, como la literatura, como la pintura, como la música, nos permite crear un mundo a partir del mundo real. Y ese es el que se muestra para ser interpretado por cada uno según sus experiencias.

En el tiempo de la fotografía en blanco y negro, la vida fluía tranquila. Parecía un lugar de ficción. Había menos cosas pero se saboreaban más. Se compraba menos y se miraba más. Los lugares perdidos dejan sombras y recuerdos. Es como si no se hubieran ido a pesar de que hayan desparecido. Posiblemente para siempre. 


Aspecto que muestra actualmente la esquina de la Avenida Villanueva de Córdoba. 




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