Cuando la calle Mayor era la calle ‘El Toro’

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


El paso del tiempo nos lleva a los seres humanos a evolucionar y al mismo tiempo en el efecto secundario a involucionar. No hay un efecto en el que solo se gane a ese efecto de mejora, surgirá una contraprestación en negativo. Como a mí me gusta decir de forma vallesana, todo tiene su parte de magro y de tocino.

Esto es más o menos lo que está pasando en Pozoblanco con la calle que durante muchas décadas ha sido la más comercial, y por ello los precios de los locales allí ubicados eran más caros.

Al no crecer el pueblo en habitantes, aunque sí en vehículos, en los últimos dos lustros, se ha dado una correlación hacia la zona norte de Pozoblanco, imantada por una mayor facilidad en el aparcamiento y por la ubicación allí del Hospital Comarcal, Centro de Salud, dos Institutos, Teatro, Mercadona, etc. Todo ello comenzando en el Paseo Marcos Redondo.

Creo que es muy fácil de entender que si hay los mismos habitantes, si una zona crece, lo hace en detrimento de otra.

Hecha esta pequeña introducción, voy a centrarme en el titular de este artículo.

Al terminar la guerra civil, la hoy calle Mayor, era una calle de puertas traseras y corralones, mostrando un aspecto intrascendente como calle.

El gobierno del dictador Franco impulsó a todos los alcaldes a que en sus calles se pusieran nombres de fallecidos de cierta relevancia del bando nacional. Por ello se eligió para ésta el nombre de José Antonio, aunque todos la llamaban la calle “El Toro”.

En marzo de 1946 mi abuelo paterno, Teodoro Cardador Calero, le escribe una carta a mi padre que estaba entonces haciendo el servicio militar en Madrid. Entre las cosas que le comentaba en ella estaba el vaticinio convencido de que esta calle en el futuro iba a ser la más comercial de toda la localidad. Hecho en el que acertó de pleno.

Mi abuelo, en 1926, compró en esta calle un local de unos 200 metros cuadrados, que tenía en la planta superior un piso que sería la vivienda de su familia. A partir de primeros de los cincuenta, la fisonomía de la calle comenzaría a ir cambiando de forma positiva, hasta principios de los sesenta, donde empieza su consagración como la calle más comercial, desembocando en la continuidad con la calle Real. Y mientras que la calle “El Toro” iba a más, otra de las que antes era de las primeras, la calle Jesús, fue un poquito a menos.

Podemos decir que desde primeros de los años sesenta hasta 2015, durante 55 años, la calle Mayor ha mantenido la hegemonía como la primera calle en el ámbito de negocio.

Yo recuerdo de forma clara cómo a principios de los años setenta acudía al salir del colegio o en vacaciones al taller de mi tío Manuel y mi padre, situado en el número 36, prácticamente en el centro longitudinal de la calle. Entonces veía el trajín incesante de personas transitar constantemente por la misma para acudir a los muchos locales comerciales de todo tipo que allí había. Además del tránsito de coches que de forma tranquila pero continua circulaban por la misma.

Pero sería de 1977 a 1982 cuando pude comprobar con total conocimiento del día a día lo que era la calle, pues en esos años estuve trabajando en el taller de mi tío y mi padre.

La calle “El Toro” no es que fuera únicamente la calle más comercial de Pozoblanco, sino que lo era de toda la comarca. Incluso personas de pueblos como Espiel, Villaharta, etc., venían habitualmente a comprar a nuestra localidad, teniendo ventaja porque los que venían de fuera a comprar, entraban desde la avenida Villanueva de Córdoba y terminaban en la calle Real. Los locales comerciales situados aquí, de lo que vendían, el 60% lo era por su privilegiada ubicación.

En el propio taller de mi familia teníamos clientes de casi todos los pueblos, recordando con especial cariño al dueño de un almacén de construcción de Villaharta, por el volumen de encargos que nos hacía, la educación y simpatía que mostraba y, lo no menos importante, lo buen pagador que era.

Si estabas un poquito alicaído, salías cinco minutos a la puerta y te contagiaba la alegría del bullicio formado por el continuo transitar de personas por la calle. Con cierta sorna y gracejo, un amigo de mi tío y padre, que se encontraba un día en el taller y que también era cazador, le dijo a mi padre, “Teodoro, el mejor paso de tórtolas lo tienes aquí”.

Por desgracia, hemos visto con el paso del tiempo que poco a poco la calle que antes fue de máximo apogeo va decayendo poco a poco. Y lo que yo vaticino es que en un futuro, probablemente, la actividad económica allí generada será aún menor y quedarán una parte importante de sus locales cerrados, sin ninguna actividad, debido a la correlación hacia el norte, a la pérdida de habitantes menores de 40 años que están fuera de los Pedroches, que son un arco de edad de los que más consumen y la tendencia que va en aumento a realizar compras por internet. Todo esto son adversidades que están ya repercutiendo y en un futuro se agudizarán mucho más.

La verdad es que a veces hecho la vista atrás y siento una cierta nostalgia recordando antiguos tiempos, cuando a esta calle principal todo el mundo la llamaba la calle “El Toro”.


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