Ya vienen los Reyes Magos

EMILIO GÓMEZ
(Periodista-Director)

Los recuerdos acuden como chispazos cada 6 de enero, parece algo inevitable. Entre los regalos, la fantasía de los pequeños, los caramelos de la cabalgata, los zapatos que anuncian que seguimos esperando sorpresas, la leche con galletas que dejamos para los Reyes en el salón, aparece un mundo infantil que poco se parece al mundo adulto.

El 6 de enero es un día diferente al de resto del año. Se lo dedicamos a la infancia. ¿Y si hubiera más días así? Más días en los que fueran los niños los protagonistas. La vida sería más alegre. El mundo adulto complica demasiado todo. Cuando éramos niños, soñábamos con otras cosas. Éramos cuentos que esperaban a ser escritos. Teníamos imaginación a raudales y nos movíamos con mucho corazón e imaginación. Los adultos escribimos demasiadas páginas de los cuentos infantiles que tenemos en casa. Quizás porque nunca nos dejaron escribir del todo el nuestro. 

Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente en los Coloquios de Alcaracejos. /SÁNCHEZ RUIZ


Los personajes infantiles que habitan en las casas el día de Reyes, son de lo más variado. Hay niños soñadores, idealistas, sensibles, introvertidos, fuertes, románticos. Niños que un día con esa alma que poseen, podrán ser lo que quieran ser o lo que el mundo los deje. Deberíamos crear un mundo en el que se rompieran menos sueños. Cuando dejamos la infancia, somos como una maleta a medio deshacer que no encuentra su destino. Mucho más si los pueblos y ciudades van perdiendo su sentimiento.

Detrás de cada 6 de enero, hay tantos regalos, tantos caballos de cartón, tantos recuerdos, tantas palabras, tantos reyes y niños que se fueron, que hacen que la vida sea solo un tiempo que va pasando. Igual que pasa la Navidad, que pasan las campanadas o el Día de Reyes. Somos seres temporales. Quizás porque estemos de paso o quizás porque un día dejamos de ser niños. Y es en la infancia donde está el alma. Cuando desaparece esa alma, es como si todo fuera más rápido y ya nada se detuviera. Lo único cierto es que los Reyes seguirán viniendo. Serán otros, pero se llamarán igual. 


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