Pongamos que hablo de vivir (XLVIII)

JOSÉ ANTONIO CARBONERO FERNÁNDEZ
(Técnico de la Cooperativa Olivarera Ntra. Sra. de Luna de Vva. de Córdoba)


Durante las últimas semanas, en el sector oleícola se está hablando y mucho, sobre las orujeras. El problema viene motivado por la gran cosecha existente que ha sido procesada sin descanso por las almazaras desde noviembre. La rapidez en la recogida de la misma, y la falta de precipitaciones, han motivado el colapso de estas orujeras que se hayan visto desbordadas por la cantidad de alpeorujo entregado, suponiendo esto un gran problema a la hora de gestionar adecuadamente el producto recepcionado, que solo puede solucionarse aumentando, o bien el número o bien la capacidad de extracción de estas.

Como ya hemos comentado en otros artículos, durante el proceso de obtención del AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra), se obtiene un residuo formado por la pulpa de la aceituna, el agua del fruto (alpechín) y el hueso triturado, que se denomina alpeorujo. Una vez compostado y procesado por las orujeras o extractoras, se obtiene el aceite de orujo, orujillo y hueso de aceituna.

Si tenemos en cuenta todo el proceso, desde que se cosecha la aceituna, hasta que el aceite se obtiene en sus distintas variedades y por ejemplo llega a los lineales de los supermercados, podemos afirmar que se aprovecha la totalidad de la aceituna, por lo que se trata de un proceso totalmente limpio en lo que al medio ambiente se refiere.

Gracias al sector del orujo de oliva, todos los subproductos obtenidos en la elaboración del aceite de orujo de oliva tienen un valor añadido y son aprovechables para la generación de energía o como nutrientes para el propio olivar en forma de compost o abonos orgánicos. Una dato, sólo en Andalucía hay unas 40 empresas en el sector orujero, un 69 % de sobre el total nacional, y 7 refinerías de aceite de orujo, lo que supone un 88 %.

Volvamos a los subproductos obtenidos del alpeorujo, parte de estos se utilizan la generación de energía eléctrica y térmica. De esta forma, el hueso de aceituna se aprovecha como biomasa. Lo mismo pasa con el orujillo, que se quema junto a la hoja del olivo que traen las almazaras y los productos de la poda del olivar. Además, tanto del orujo graso húmedo como de la quema del orujillo se obtiene biogás, que se utilizará para la generación de energía.

Asimismo, la pulpa de la aceituna, que se obtiene por aspiración y cribado del orujillo, supone un perfecto complemento proteico para la alimentación animal, lo que también sucede con las pastas de refinería, que son fruto del proceso de neutralización y winterización (corrección de la acidez y eliminación de la turbidez) del aceite de orujo de oliva y son utilizadas por empresas de transformación, mediante la separación de las grasas, también son utilizadas en cosmética. De igual modo, los ácidos grasos obtenidos en la desodorización del aceite de orujo de oliva se utilizan como componentes de pienso animal.

De todo este complejo proceso, la restante materia prima es agua, que pasa a su estado gaseoso, en forma de vapor de agua, durante el proceso de extracción del aceite de orujo de oliva, y es emitido por las chimeneas de las plantas extractoras con estrictos controles de protección medioambiental, implantados por las administraciones públicas mediante sensores, que garanticen el ajuste de cualquier emisión a la normativa.

Adicionalmente, las plantas extractoras cuentan con efluentes, que no es otra cosa que la recogida de aguas pluviales en los patios de las instalaciones orujeras, que son ricos en potasio, por lo que sería un agua idónea para su utilización en la fertirrigación del olivar debido a que este nutriente es muy necesario para el crecimiento de los cultivos arbóreos y para el desarrollo de la aceituna. No obstante, la normativa vigente en España no permite este uso, por lo que las plantas extractoras han de evaporar estas aguas, con un considerable gasto de energía.

En definitiva, creo que es muy interesante la gestión de los subproductos de la aceituna, como hemos visto someramente, se realiza a diferentes niveles de gestión y extracción, en cierto modo, es un proceso global que devuelve a la naturaleza lo de ella obtiene, de forma totalmente controlada y siempre teniendo como premisa la preservación del medio ambiente. Como bien decía Martin Luther King, una de sus frases más inspiradoras, que me encanta: “Si supiera que el mundo se acabara mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol”.


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