Apuntes históricos sobre la Cofradía de la Vera Cruz de Pozoblanco

ARTURO LUNA BRICEÑO

“Entonces (Sepúlveda) se vino a España, a Pozoblanco, y el Vicario Pero Franco, mi tío, lo recibió y tuvo en casa, y le dio sitio en ella donde hizo su casa”.

Este comentario lo hizo Juan Fernández Franco para la edición de 1602 del “Epistolario” de Juan Ginés de Sepúlveda.

¿Pero cuando volvió a su pueblo? En una carta que escribe a Felipe II, Juan Ginés le resume así su estancia en Italia: “veintidós años, ocho en Bolonia y catorce en Roma al servicio del Papa”. Según sus cuentas abandonó España en 1515 y no volvió hasta 1537. Ángel Losada dice que embarcó en Italia junto al Emperador Carlos V, en diciembre de 1536, para desembarcar en Barcelona desde donde partió por tierra a Valladolid. Por su “Epistolario” conocemos que el invierno de 1537 lo vivió en Pozoblanco. Losada, siguiendo los Libros de Quitaciones en el Archivo General de Simancas, asegura que el mes de Abril de 1537 lo pasó en la Corte y en Mayo debió emprender el viaje a Pozoblanco.

Y partir de ese año pasó todos los inviernos en su pueblo natal dónde se afanó en construir su casa y en ayudar a organizar la Parroquia, regida y levantada por su gran amigo y protector: Pero Franco. Desde entonces, todas las semanas santas predicaba su famoso Sermón del Lavatorio, en los Oficios del Jueves Santo que celebraban las Cofradías de la Vera Cruz y de la Caridad en Santa Catalina. 

Cruz, siglo XVII.


Si nos atenemos a los personajes de La Leyenda local sobre la imagen del Nazareno y al censo que aparece en el Libro de Pellejo de la Cofradía de Jesús Nazareno. Censo en el que se hace una donación a la Imagen de Jesús, y no a una cofradía que se fundó casi un siglo después. Juan Ginés de Sepúlveda hubo de tener una relación epistolar muy intensa con Pero Franco. Y para ayudarle en el trabajo de la construcción de la Parroquia de Santa Catalina debió de mandarle las imágenes para la celebración de estos oficios y procesiones.

La escritura del censo se hizo en julio de 1525, el escribano que la firmó era Juan de Sepúlveda, primo hermano de Juan Ginés y heredero de la escribanía que regentó su abuelo, que según Losada: “Juan Hernández (de Sepúlveda), desempeñó largo tiempo, los cargos de alcalde y escribano público, como lo atestigua Alonso Gómez, en la declaración que presta en las pruebas de limpieza de sangre”. 

Juan Ginés de Sepúlveda.


La heredó a su vez su tío y apoderado, Bartolomé de Sepúlveda, que falleció a mediados de 1516, y la escribanía pasó a manos de su hijo Juan de Sepúlveda, a quién Juan Ginés lo cita varias veces en su testamento y lo incluye en la lista de los llamados a heredar su Mayorazgo. La imagen debió de llegar a finales de 1524 o principios de 1525, época en que Juan Ginés residía en el Palacio de los Pío en Roma y su amigo el Cardenal Rodolfo Pío tenía en palacio un grupo de escultores napolitanos para tallar las imágenes para el Mausoleo de los Pío en la Iglesia romana de Santa María del Monte.

Juan Ginés era un gran conocedor de la Pasión y muerte de Jesucristo, porque fue encargado de traducir del griego al latín la Biblia en el Vaticano. 

Cardenal Rodolfo Pío. 


En 1527, cuando marchó a Nápoles tras el Saco de Roma, protegido por el Cardenal Cayetano, trabajó en la traducción del Nuevo Testamento para la Biblia Comentada que este Cardenal estaba haciendo. Copia de ella la tuvo en su biblioteca de Pozoblanco.

En 1528, elaboró el Breviario de la congregación de la Santa Cruz (la Vera Cruz), por encargo del Cardenal Quiñones: Cardenal de la Santa Cruz, y como componente del sequito de este Cardenal lo acompaño en 1529 a Bolonia a la preparación de la proclamación de Carlos V como Emperador. Fue presentado al emperador y le causó tan buena impresión que lo nombró: Capellán del Rey, Cronista de la Corte y Preceptor de Latín de Felipe II. 


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