Emotivo y multitudinario adiós a César Fernández

ANTONIO MANUEL CABALLERO
POZOBLANCO

El Obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, presidió, el pasado lunes por la tarde, la misa funeral por el eterno descanso del sacerdote y misionero salesiano, Antonio César Fernández, asesinado en Burkina Faso, el pasado 15 de febrero.

La paroquia de Santa Catalina se quedó pequeña ante la multitudinaria asistencia. Su espacio habitual para 700 personas fue insuficiente y una vez ocupadas todas las sillas de la sacristía, muchas personas tuvieron que quedarse de pie.

Masiva fue también la asistencia de sacerdotes salesianos y de localidades de Los Pedroches e incluso de fuera. Su amplia familia ocupó las primeras bancas. 

La parroquia de Santa Catalina se quedó pequeña. /SÁNCHEZ RUIZ


Entre los participantes en el funeral se encontraban el obispo de Punta Negra, en la Diócesis del Congo, Miguel Ángel Olaverri; el inspector de César en África Occidental, José Elégbedé o el inspector de la Inspectoría de María Auxiliadora, Ángel Azurmendi.

Estuvieron también el alcalde de Pozoblanco, Santiago Cabello, y miembros de la Corporación municipal; el delegado del Gobierno andaluz en Córdoba, Antonio Repullo; la delegada de Agricultura y Ganadería de la Junta, Araceli Cabello; la delegada de Medio Ambiente de la Diputación, Auxiliadora Pozuelo; el alcalde de Dos Torres y Diputado en el Congreso, Manuel Torres; el presidente de la Audiencia Provincial de Córdoba, Francisco Sánchez Zamorano, y representantes de distintas fuerzas políticas.

Todos destacaron la entrega de Antonio César a los más débiles en lugares tan distantes de África, su clara y decidida vocación misionera y su gratitud siempre hacia Pozoblanco y hacia la gente que colaboraba con él. Sin olvidar la inmensa obra realizada en África poniendo en marcha diferentes infraestructuras, el apoyo a niños, jóvenes y mujeres y la labor en pro de las vocaciones sacerdotales en los destinos por los que pasó. 

La parroquia de Santa Catalina se quedó pequeña. /SÁNCHEZ RUIZ


En su homilía, el Obispo destacó el ejemplo de Antonio César “que nos muestra que la vida es para darla y que cuando la vida llega a su plena donación alcanza su verdadero sentido”. Y continuó: “Dichoso él que ha podido dar la vida por Jesucristo y su evangelio” y esta “ha sido una entrega sostenida durante toda su vida, por eso, se ha hecho salesiano y por eso, se ha hecho misionero”. Asimismo, hizo hincapié en el papel preferente del misionero por los niños y los jóvenes más pobres que viven en tierras de misión a los que ha sabido llevarles “la alegría de ser amigo de Jesús” e hizo un paralelismo en su muerte “sin dignidad” con la muerte “sin dignidad que tuvo Nuestro Señor Jesucristo”.

El féretro fue traslado al cementerio municipal Nuestra Señora de los Dolores dónde descansan ya sus restos en el panteón que tienen allí los Salesianos. Precisamente, en el recorrido hasta el Campo santo hubo una breve parada en la iglesia de María Auxiliadora, a cuyos pies, junto al altar se colocó el féretro, con palabras muy emotivas de Vicente Martín, el salesiano de más edad de la Casa Salesiana de Pozoblanco que dijo “Antonio César no te olvides de nosotros”. Fue difícil contener la emoción y las lágrimas. 




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