Entrevista a Florencio Moreno, cofrade de la Virgen de Luna


“No recuerdo un año de Romería con tanta gente, ha sido espectacular”

EMILIO GÓMEZ
POZOBLANCO


Ingresó en la Cofradía de la Virgen de Luna en el 62, el mismo año que se casó. Son 57 años de servicio. El más viejo de los cofrades  y con más años de servicio a sus espaldas. Dice que no recuerda haber visto  nunca tanta gente como vio el pasado domingo.


– ¿Cómo vivió la Romería de la Virgen de Luna el cofrade de más edad?
– Pues muy bien. Muy contento de estar acompañando a nuestra Virgen de Luna un año más. Ojalá que podamos acompañarla algunos años más.

– Son 57 años de servicio. ¿Ha cambiado mucho todo con el paso del tiempo?
– Muchísimo. He conocido incluso cuando se iba en tren al santuario y nos bajábamos en el Apeadero de la Jara. Desde ahí íbamos al Santuario. He conocido muchas romerías. Todo ha cambiado mucho.  Antes iban dos carros, ahora van muchas carrozas. Antes iban cuatro mulos y ahora van infinidad de caballos. Y mucha gente. Esto mejora cada año.

– ¿Qué le pareció la Romería del pasado domingo?
– Pues fue espectacular. Mira que llevo años acudiendo al Santuario pero no recuerdo un año de Romería con tanta gente como la del pasado domingo. Gente por todos lados y todo muy bien organizado.



– ¿Cuál es el momento que más le gusta de la Romería?
– Pues cuando la Cofradía hace acto de presencia en el Santuario. Y luego la procesión que se hace  alrededor del Santuario. Son momentos muy emotivos que yo vivo con mucha intensidad. Antes hacía el camino y en él iba pidiéndole cosas.

– ¿Qué le pide la gente a la Virgen?
– Pues cosas de su vida. Que aprueben el examen, que tengan salud, que no le falte el trabajo. Creo que todos le pedimos mucho. Y ella se desvive por ayudarnos.

– ¿De dónde le viene la devoción por la Virgen de Luna?
– Pues de mi padre. Siempre me contaba historias de la Cofradía de la Virgen de Luna. Me hablaba de lo que se pasó en la guerra cuando la cofradía se quedó sin imagen que fue destrozada y que nos dejó  sin capitán y sin capellán. He escrito muchas veces la historia de los paisanos de Pozoblanco que estaban en Totana (Murcia) quienes ayudaron para que la Cofradía saliera a flote.



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