El domingo votamos y a partir del lunes…

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


El domingo estamos convocados a las urnas en las Elecciones Generales que decidirán quién gobierna nuestro país.

En esta campaña, como en las anteriores, se ha reincidido por todos los partidos en lanzar las consabidas promesas, muchas de las cuales jamás cumplirán.

En la economía hay un elemento básico de primer curso que dice que todo lo que pretendamos hacer necesita una partida de dinero, y la pregunta es de dónde se va a sacar dicho dinero. Todos los partidos que tienen posibilidades de gobernar insisten en ofrecernos un futuro lleno de mejoras, repiten y repiten lo mucho que van a realizar pero ninguno de ellos dice de dónde van a salir los euros para hacer lo que prometen a boca llena.

Otra cosa importantísima que obvian es que nosotros somos sólo una parte de los muchos países que forman la Unión Europea, donde el Banco Central Europeo es el que en muchos aspectos marca el paso y manda, controla y hace los préstamos para que dichos países en gran parte puedan funcionar.

Igualmente, en el capítulo judicial, España, como cualquier otro país integrante de la Unión Europea, está condicionada en muchos aspectos a la decisión final que tome un órgano jurisdiccional de ámbito europeo, que por lo tanto supera los límites de los propios estados y que, como se ha podido demostrar con sentencias diversas, ha dado la razón en ocasiones a los demandantes quitándosela al Tribunal Supremo.

También preocupante puede ser en un plazo corto la subida de intereses en la diversidad de préstamos, lo que ocasionaría un desastre en la economía, desde la paralización en la financiación de empresas y el embargo de todo tipo de inmuebles y terrenos urbanos o rústicos.

A los políticos les cuesta aceptar esto que expongo, y parte de la ciudadanía en general tiene este desconocimiento. Poniendo un ejemplo, es como si España fuésemos la Mancomunidad de Los Pedroches y Europa la Junta de Andalucía.

Todo hace suponer que en estas elecciones saldrá un bloque ganador que sea el resultado de la confluencia de más de un partido. Por tanto para ello se necesitará el acuerdo de dos, tres o más partidos para sumar una mayoría de gobernabilidad.

Casi todos sabemos por donde pueden ir las distintas coaliciones, pero tampoco es descartable alguna sorpresa, ya que en política todo puede pasar.

Hoy la política se ha convertido en un trabajo ordinario que no exige una especial formación, cualificación o experiencia. A veces, viendo lo que se ve, parece que es más complicado llegar a ser un buen profesional de cualquier rama que político con responsabilidad. Cuando analizamos la carrera de muchos políticos que están o estarán en el poder, vemos que casi todos han entrado en política a los veintitantos años, durante su época de estudiantes, si es que han cursado estudios.

Normalmente los criterios actuales para ascender y medrar en política son conocidos: Seguidismo borreguil e inquebrantable adhesión al líder del momento que marca las pautas a seguir, asunción firme e incontestable y repetición machacona de las consignas partidarias, oportunismo para estar en el lugar y en el momento preciso y zancadilla al compañero que pueda hacerte sombra. Luego, si se adquiere una verborrea absurda y huera cargada de demagogia y se puede salir además en todas las fotos habidas y por haber, mucho mejor.

Es el tiempo donde las ideologías sólidas son ya prácticamente una milonga, estas han pasado (para bien y para mal), y ahora reina el de la selección por los medios de comunicación: todos nuestros “lideres” chapotean en un tibio baño catódico en el que se recomienda no pensar demasiado, sino lucir una gran sonrisa dental.

Los griegos, que sabían mucho más que nosotros de democracia, en alguna época echaron a suertes la elección de sus representantes, y el resultado no era peor que con nuestros actuales debates televisivos.

Yo creo que si se escogieran especialistas con alguna experiencia y acreditada cualificación en la diversidad de trabajos y actividades que existen nos iría en la mayoría de ámbitos muchísimo mejor.

Nuestro país tocó techo en muchos aspectos positivos en el año 2007, y de ahí a la fecha actual la sensación es que hemos evolucionado a peor.

Pero que no se engañe nadie, que aunque se formara hipotéticamente una especie de selección de los mejores políticos del momento y, funcionando con unidad, cooperación y concordia, se les pusiera de ministros para ejercer las tareas de gobierno, igualmente tendrían complicadísimo resolver los problemas tan importantes y vitales para mantener los actuales pilares del bienestar social, como son: garantía de las pensiones, ley de dependencia, sanidad gratuita, cobro de prestaciones, como paga de mayores de 52 años, ayuda social, RAI, una educación generalizada y de calidad, mantenimiento de la unidad territorial, creación de empleo, adelgazamiento del sector público, mejora de infraestructuras, frenar la sangría de despoblamiento del 60 % del total del territorio español en las denominadas zonas rurales y algunas cuestiones más. Yo creo que muchos de estos aspectos no solo no van a mejorar sino que en dos o tres lustros estarán peor que ahora.

Como siempre digo el tiempo será el juez implacable que determine si lo que humildemente escribo se cumplirá o no. Ojalá falle en mi predicción de lo que aquí expongo, porque yo soy uno más de ese 90% de los ciudadanos a los que les afectará frontal y directamente tanto lo bueno como lo malo.

Nuestros políticos no deben olvidar que en una Constitución relativamente joven como es el caso de España, es fundamental respetarla y acatarla, de forma que se vuelva incorruptible.

En los dos debates televisivos donde han participado los cuatro futuribles presidentes ninguno de ellos ha profundizado en el cómo van a afrontar el tema económico para poder realizar lo que han prometido.

No menos importante es el endeudamiento del país, que sobrepasa el PIB anual y que sigue creciendo, a pesar de las advertencias del Banco Central Europeo, que al fin y a la postre es quien manda. De esto último tampoco ningún mandamás político ha dicho ni una palabra.

Esto es tan simple como en la economía doméstica, si tenemos un préstamo y por ende una deuda y cada año en vez de reducirla la vamos aumentando, la economía familiar será una ruina y la convivencia se volverá finalmente con toda seguridad insoportable.

Lo mismo ocurrirá en España con este planteamiento, pues si con los mismos ingresos mensuales queremos incrementar el gasto que ya tenemos, la bola de la deuda no hará más que crecer, y con ello no quedará más remedio que seguir aumentando la tasa de impuestos a todos los niveles.

A pesar de lo poco que puedo esperar de unos y de otros partidos yo iré a votar como siempre, porque una democracia con mediocres políticos vale más que una buena dictadura.

Como hagamos caso del Sr. Tezanos, director del CIS, personaje adherido al partido que gobierna y que actúa a su dictado recibiendo un gran sueldo público, tendremos que creer lo contrario a lo que dice, pues en las últimas elecciones autonómicas no dio ni una, fallando más que una escopetilla de feria. Otro caso más de los puestos de privilegio que no sirven para nada, bueno sí, para confundir más al elector.

Si tuviera que elegir a un buen político, sería aquel cuyo nombre se ignora.


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