La Plaza de Pozoblanco guarda la esencia de las grandes tardes

EMILIO GÓMEZ
(Periodista-Director)




El mundo del toreo es único. Tiene un encanto maravilloso. Cada ciudad tiene su contexto, sus tradiciones, sus ferias y su modo de entender la fiesta. Desde principios del siglo XX se están celebrando corridas de toros en Pozoblanco. Por aquí han pasado los más grandes. Muchos recuerdan aquel lleno de El Cordobés, o la fatídica tarde de 1984 o el día en el que Dámaso González indultó a aquel toro. Se olvidan también las actuaciones de algunos que han venido para quitarle las moscas al toro. También los ha habido. Peralta decía esta “plaza tiene algo”. No se sabe lo que es pero es diferente al resto. Para tener un sitio en la tauromaquia tienes que ser diferente y Pozoblanco tiene ese aire suyo. Representa un mosaico de generaciones. Lo que sucede en una plaza de toros queda grabado por años y para años.

Hay quienes siguen diciendo que un día esto se acabará. Que no habrá toros y la plaza será un edificio abandonado lleno de ratas. Eso es una mentira del tamaño del mundo. Estamos acostumbrados a esas patrañas pero lo único cierto es que aquí el ‘espíritu taurino’ se ha ido transmitiendo. Y sigue acudiendo gente a los toros. La grandeza de nuestra tauromaquia está en la manera de entender la fiesta, en las tardes en las que disfrutamos en la plaza, en la historia que tienen nuestros carteles, en la ilusión de la gente, en un pasodoble, en un muletazo o en un pañuelo que sacamos al viento pidiendo una oreja.

Antes se decía que no había verano sin canción. Igual que no hay feria sin corridas de toros. El encanto de nuestra feria es ese. Y nuestra plaza. Ahí está su historia. Que es la nuestra. La de nuestros antepasados. Septiembre es para los taurinos. Es el mes donde se vuelve a la escuela y se pegan los carteles de las corridas por los sitios más vistos del pueblo. Es algo grande. Pero entre tanta crítica, nos hemos acobardado y hemos dejado de enseñar lo que la tauromaquia representa para Pozoblanco. Aquí hay mucha historia que contar. Es algo que se ha mantenido a lo largo de más de un siglo. No es una moda pasajera ni una atracción que vino una feria o uno de esos puestos de algodón de azúcar que ya desaparecieron. Es una cultura. Sí, una cultura que algunos intentan abortar.

Los toros siguen siendo una parte de nuestra historia, de nuestra leyenda, de nuestra esencia. El lugar más visitado de Pozoblanco por los turistas es nuestro Coso de los Llanos. Los carteles más esperados son los de los toros de la feria de septiembre. Meter la corrida dentro del ideario del es ponerla en valor y hacerla de la gente, hacerla suya. Eso es lo que queremos. Hacer nuestra las corridas de septiembre. Hacer nuestra la Fiesta. Hacer nuestra la historia que guardamos en esa plaza. Hacer nuestra una Feria que sin toros no es feria. Hay que guardar las esencias. Esas que guardan tradiciones como ésta. 


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