Mamá, quiero ser comercial

ISRAEL GARCÍA


Un buen día, a una chavalita de poco más de quince años le contaron una historia que ella no conocía. Y es que resulta que su abuelo había sido un gran comercial. Le encantó, sintió un impulso y tras darle muchas vueltas, se cargó de valor y hablo con su madre…
• Mama, quiero ser comercial (Cual Concha Velasco en el Teatro Calderón en el 86)

Su madre monto en cólera, horrorizada le decía:

• No digas eso, estudia cualquier otra cosa, un trabajo de verdad, algo estable, algo que te permita vivir tranquilo…

• Pero mama, si los comerciales tienen buenos sueldos, grades comisiones…

• Anda ya hija, no seas ignorante, es no es así. Lo que tienen son grandes presiones, siempre más y mayores objetivos, su religión es vender y su fe cobrar lo vendido.

• Que va mama, lo tengo todo pensado. Voy a ser una gran comercial, buscaré los mejores productos y las mejores soluciones a sus problemas, le voy a ofrecer los mejores precios y encima se lo voy a llevar a la puerta de sus negocios. ¿Quine puede despreciar esto?

• Jejeje por favor hija, quítate esa idea de la cabeza. Sabes lo que te pasará, en muchas ocasiones tus clientes no tendrán tiempo, ni ganas de escucharte. Incluso en el peor de los casos, te harán esperar, para luego decirte que no necesitan nada de ti.

• Que no que no, eso no puede ser si yo lo único que pretendo es facilitarle su trabajo, como va a ser eso así…

• Muy fácil hija, como tú habrá mil y si no se lo haces tú se lo va a hacer otro. Hija créeme que no sabes a lo que te expones. Estoy segura que serás una gran profesional como lo fue tu abuelo, venderás mucho y te sentirás muy satisfecha. Pero también vendrán las “vacas flacas”, donde cliente tras cliente te rechazaran, se frutará tu ambición de vender y eso te provocará una ansiedad difícil de soportar…

• Pero mama, igual que en cualquier otro trabajo que donde no haya mucha faena ¿No?

• Uy hija, cuanto te queda que aprender…

• Sí mama, pero no me negaras, sabes lo mucho que me gusta estar en la calle y además seré a dueña de mi tiempo.

• Que no hija, que no. Tu serás comercial 24x7. Más que en la calle estarás mucho tiempo en la carretera, recorriendo de un pueblo a otro y no te preocupes que ya se encargaran de gestionar tu tiempo. Escucharas mucho las frases de “ahora no puedo, ven mañana” o “pues el señor acaba de salir, espérate un rato”. Además nunca acabará tu trabajo, siempre estarás con “el arma cargada” y contantemente veras lo que crees que son grandes oportunidades, en fin que harás pocos planes

• Bueno mama yo lo voy a intentar, además me voy a proponer que algún día esta profesión sea justamente valorada. Que cada cliente sea consciente que yendo yo a sus casas estoy haciéndole su negocio más fácil. Y bueno entonces el abuelo ¿Cómo puedo estar treinta años siendo comercial?

• Porque le pasaba lo que a ti hija, que lo llevaba en la sangre, aun hoy después de quince años sin estar, sus clientes siguen diciéndome lo mucho que se acuerdan de él, porque además de ser su psicólogo, sus compañeros de trabajo y de fatigas, acabaron siendo sus amigos.

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