‘Paseo por un Pedroche de leyenda’

EMILIO GÓMEZ
(Periodista-Director)



La Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Pedroche, con el apoyo de Guadalinfo Pedroche, organizó para la noche del martes un encuentro con mayores donde se habló de cosas que sucedieron en la localidad. Intervenciones de gente mayor que contaban historias y leyendas, unas que les habían contado a ellos y otras que habían vivido. Y es que en las casas de nuestros abuelos siempre había una historia que oír. Nos las contaban en voz baja quizás por el temor de que los protagonistas de la historia lejana aparecieran con algún rincón de la casa.

Debemos de aprender de nuestros mayores que han visto como el país cambió y el mundo se olvidó, poco a poco, de ellos y de sus historias a medida que cumplían años. Esas leyendas no se pueden perder. Pedroche es un pueblo histórico. Caminar por sus calles es caminar por un pasado que se conserva en sus formas.

Como decía Llamazares en un sus cuento que escribió sobre Pedroche, su emplazamiento está en lo alto de una colina, de calles estrechas y con caserones decimonónicos. Tanto el castillo como la iglesia, a cual más fuerte y amenazante, indicaba su importancia en otro tiempo. En esas casas de las que hablaba el escritor leonés sucedieron historias de lo más inquietante (La Casa de las Brujas, la casa de las Cadenas o la casa del Judío). Sin olvidar la mitológica Cueva de la Serpiente.Tiempos de hambre, de lazarillos, de vigilantes del amor, de fantasmas o de bestias que vivían en las casas, cuyas calles conocían de memoria, lo mismo que los caminos. 



Siempre se había hablado de la natural necesidad humana de contar historias y escucharlas. Pero eso pasó. ¿Cómo devolverles la voz y la palabra a los que últimamente no han sido tenidos en cuenta ni escuchados? ¿Cómo involucrarlos en nuestras historias? Los mayores son una enciclopedia a la que apenas acudimos. Debemos sentirnos orgullosos de ellos. Se han quedado las casas vacías de todo. No solo de gente sino de las historias de esa gente que habito en ellas. Se han quedado tantas cosas atrás: testimonios, la gente que los contaban, las casas que se habitaban, los campos, los animales, los nidos y, en definitiva, nuestras huellas. Cada vez hay menos interrelación con el sitio en el que vivimos.

Pasear por nuestro pasado como hizo Pedroche es también pasear por el presente. El envejecimiento de nuestro futuro está en no mirar nuestras raíces. No sé por qué hemos tenido que ser tan desdeñosos con el envejecimiento de los seres humanos. Nos ha dado igual conocer la vida de los que nos precedieron, sin caer en la cuenta de que ahí estaban las respuestas a tantas preguntas que nos hacemos.

He escuchado los testimonios de Andrea, José, Josefa, Mercedes y Francisco y he sacado muchas conclusiones positivas. La principal es que cada tierra tiene su propia historia y leyenda. Eso es fantástico. Una pena que solo le hagamos caso a la historia que nos venden en esta sociedad global. Sobre todo porque lo que nos dicen es mentira.


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