Fusilamientos de rosas y fusilamientos de espinas. Y la crisis del comercio

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


A las personas que ya tenemos una cierta edad, desde muy niños los mayores (muchos de los cuales ya no están aquí, y no tuvieron ideologías políticas), nos contaron los horrores y asesinatos de ambos bandos de la guerra civil, igualmente en la República y en la posguerra con el dictador Franco.

Ahora, muchísimos años después de terminada esa guerra, tirando por tierra el loable espíritu de reconciliación nacional que marcó la ejemplar y modélica Transición Política Española, hay quien con un inagotable ánimo revanchista pretende seguir alimentando permanentemente los rescoldos de la misma, seguramente para inocular odio y fracturar y polarizar la sociedad, intentando sacar de ello todavía, ochenta años después, algún rédito político. Utilizando aquella tragedia nacional para dejar en la mente de las nuevas generaciones la idea falaz de una media España buenísima (la de las izquierdas) que fue masacrada por la otra media España malísima (la de las derechas).

Recientemente se han cumplido 80 años de los viles hechos que supusieron que trece mujeres fueran fusiladas en Madrid por defender la democracia y la libertad. El presidente en funciones, Pedro Sánchez, declaró, “que los nombres de las Trece Rosas nunca se borren de la historia”. Varios ministros se sumaron a esta declaración diciendo que “olvidarlas sería su segunda muerte”.

Pero claro, ningún miembro del Gobierno en funciones homenajeó a las 14 monjas que fueron violadas y asesinadas por los republicanos en 1936, ni se conoce ninguna palabra de recuerdo o reconocimiento por su parte a dichas personas que también fueron injustamente asesinadas.

Lo penoso es que otra vez la Televisión Española en su twitter manifestaba refiriéndose a dichas monjas, “que simplemente desaparecieron cuando se las llevaron de su refugio un grupo de milicianos”.

Es un ejemplo más de cómo el PSOE ha eludido siempre referirse a la represión sufrida por la Iglesia, tanto durante la Segunda República como en la guerra, donde fueron asesinados cerca de 7.000 religiosos, entre sacerdotes, frailes y monjas.

Aplicándose la cifra hasta cerca de 3.000 seglares y 9.800 miembros de organizaciones eclesiásticas, entre ellos 13 obispos.

En 1931, al comenzar la Segunda República, la misma acabó con más de un centenar de edificios religiosos en España, además de los mejores colegios, por ser católicos. También fue atacado de forma furibunda el patrimonio artístico y litúrgico, cementerios profanados y miembros asesinados antes de comenzar la contienda.

Azaña proclamó, “que todos los conventos del país no valen la vida de un republicano”.

Durante la guerra civil, la represión fue brutal, alcanzando tintes terroríficos. Se asesinaron a miles de curas por el simple hecho de serlo.

Hubo algunos asesinatos de curas, que tras detenerlos, eran paseados desnudos atados por una cuerda de sus partes, mientras la banda municipal tocaba. Después le pegaban tres tiros y le cortaban las orejas, para mostrárselas a los vecinos.

También personas muy creyentes, que no renegaban de su fe, fueron fusilados.

Lo que vivieron gran parte de los miembros de la Iglesia fue un infierno en la Tierra.

Que el golpe de Estado de Franco y los militares es condenable y muy condenable poca gente lo duda. Y que las infames atrocidades que se cometieron también por el bando que ganó la guerra y durante la posguerra son absolutamente repulsivas y condenables pocos lo van a negar.

Pero igual de cierto fue que los gobernantes de la Segunda República pusieron mucho de su parte para que todo aquello terminara en una terrible tragedia. Especialmente significativas al respecto fueron algunas frases incendiarias de uno de los máximos responsables de que se desatara la contienda, el líder socialista Francisco Largo Caballero (El Lenin Español). Aquel hombre llegó a decir, entre otras muchas, cosas como éstas instando a la guerra civil:

“Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos” (Mitin en Alicante el 19 de enero de 1936, recogido por El Liberal de Bilbao el 20 de enero de 1936).

“…la clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la Revolución” (Mitin en Linares 20 de enero de 1936)

“En las elecciones de abril (1931), los socialistas renunciaron a vengarse de sus enemigos y respetaron vidas y haciendas; que no esperen esa generosidad en nuestro próximo triunfo. La generosidad no es arma buena. La consolidación de un régimen exige hechos que repugnan, pero que luego justifica la Historia. Tenemos que recorrer un periodo de transición hasta el socialismo integral, y ese periodo es la dictadura del proletariado, hacia la cual vamos” (1 de noviembre de 1933).

En la guerra se desató finalmente la locura colectiva que se había estado fraguando anteriormente, y ambos bandos cometieron crímenes horrendos de todo tipo y barbaridades marcadas por el odio y hasta la envidia entre conocidos e incluso familiares.

Muchos avispados, que no vivieron la guerra, han aprovechado todo lo que han podido la moda de sacar libros y hacer películas de la misma, manipulando y falseando tendenciosamente la Historia hasta límites inauditos y vergonzosos. Igual que en el símil cinematográfico de las películas del oeste al uso, los republicanos serían la siempre noble y justa caballería y los otros los crueles y malvados indios; colocando la bondad total en los primeros y la maldad absoluta en los segundos.

Todo ello con la complicidad y sectarismo de mandamases políticos, que han destinado grandes cantidades de dinero para subvencionarlas, entre ellos algunos que cantaban el Cara al Sol en la dictadura.

No hay asesinados de primera y asesinados olvidados. No hay asesinadas consideradas como rosas y otras consideradas como espinas.

Ya está bien de tanta parcialidad, de tanta tendenciosidad y de tan poca objetividad, y más viniendo de los políticos que dirigen este país, que algunos lo único que hacen es realimentar el odio, intentar dividir, polarizar y enfrentar a la sociedad y reabrir permanentemente con espurios fines la época más funesta de nuestra historia, donde los dos bandos cometieron parecidas y tremendas barbaridades.

Termino con la magnífica frase de Julián Marías: “La guerra civil creó la división de dos bandos españoles: Los justamente vencidos y los injustamente vencedores”.

En la segunda parte de mi artículo, me centro en la crisis que en líneas generales atraviesa el comercio en nuestra comarca y que por desgracia seguirá aumentando, teniendo una mayor repercusión en Pozoblanco, por ser el pueblo que más habitantes y por lo tanto de más comercios y hostelería.

El problema de los comerciantes y hosteleros es que a la pérdida de habitantes y el incremento de las compras por internet, se añade que el 90% el local que tiene es de alquiler, con lo cual, los gastos generales se disparan.

Ojalá me equivoque, pero creo que en dos lustros, un tercio de los actuales locales que en la actualidad están funcionando desaparecerán.

Por mucho que hablemos y escribamos no miramos por lo nuestro, y con todos mis respetos a firmas que están instaladas, éstas toda la plusvalía que generan la invierten muy lejos de Los Pedroches.

Los vallesanos estamos cavando por diversas variantes nuestra propia fosa económica.

Menos mal que nos quedan autónomos de hierro y pequeñas empresas que van a fallecer comercialmente hablando con las botas puestas.

Lo mismo que la locomotora Covap, que tanto bueno genera en todos los aspectos, además de la Fundación Ricardo Delgado. Creyentes y no creyentes deberemos pedir por ella, que siga teniendo buena salud, porque un resfriado de la misma nos echaría a temblar a todos los pedrocheños.

A Pozoblanco además se le ha sumado otro problema, que es la falta de planificación en la liberación de terrenos para construir, y desde hace 20 años han ido creciendo casi todos hacia el norte. Al hospital y los dos institutos que ya estaban, se ha sumado el teatro El silo, el centro de salud, guardería, la apertura de la mayor superficie de alimentación, la poca construcción privada que hay y las próximas aperturas privadas de diversidad de comercios.

Con esta medida desequilibrada, el 80% del resto de los inmuebles se han devaluado un 40% en los últimos 6 años, y seguirán cayendo sin que nada lo pueda frenar.

Si tiene algún inmueble para vender no se lo piense, si le hacen una oferta de compra acéptela, porque lo que hoy vale 10 dentro de dos o tres años costará 7, y habrá perdido tiempo y dinero, (es mi humilde consejo).

Por desgracia se pronostica malos tiempos en un futuro medio al comercio y hostelería en nuestros pueblos.


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