La sentencia del ‘Procés’

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


Desde que el pasado lunes todos tuvimos conocimiento de la sentencia del “Procés” referente al golpe de Estado que quisieron llevar a cabo políticos catalanes, se ha abierto la caja de Pandora en todos los sentidos.

Todos hemos podido ver por los medios de comunicación el asalto de las calles en todas las capitales catalanas, siendo los más virulentos los de Barcelona, con destrozos e incendios de todo tipo provocados por una masa aborregada pastoreada por unos políticos cabecillas que manipulan a estos salvajes, los cuales están siendo alentados y protegidos por los políticos que gobiernan la Generalitat, a los que no les importa calentar y azuzar a la masa como si ésta se compusiera de perros rabiosos.

La verdad es que contra esta barbarie sólo cabe aplicar firmemente la ley contra todos, tanto con los cabecillas de las acciones violentas como contra los políticos que las apoyan, y todo con dinero público de todos los españoles.

El primer paso se ha dado con la reunión de urgencia de los líderes de los cuatro partidos mayoritarios, Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias, este último un personaje de poco fiar, porque en su ideario siempre ha estado el apoyar la autodeterminación de la comunidad catalana, primer paso definitvio para la independencia. Tendrán que tener cuidado los tres primeros, porque más que colaborar el señor Iglesias puede ser, tal vez, el zorro que entra en el gallinero.

Respetando la decisión reflejada en la sentencia del Tribunal Supremo, la condena debe cumplirse íntegramente para cada uno en el tiempo que marca la ley, como la de cualquier ciudadano que se salta las leyes, que son las que marcan la estabilidad y respetabilidad de un Estado de Derecho.

De una vez por todas se debe afrontar el problema de los independentistas, con la fuerza que da la Constitución, porque en la actualidad la población catalana está totalmente dividida al 50% entre los que la quieren y los que quieren seguir perteneciendo a España.

Si, como digo, no se afronta el problema con la fuerza de la ley, será difícil encontrar una solución. Y lo primero que hay que hacer es controlar de una vez por todas los distintos ámbitos donde se imparte la educación, pues es bien sabido que allí desde niños se adoctrina para inocular el veneno del odio a España y alentar a la independencia desde la infancia introduciéndoles la idea descabellada y aberrante de que el Estado español es un Estado invasor que oprime a los catalanes.

Hay que hacer que se cumpla la educación plural y sin dogmas, los medios de comunicación públicos no pueden seguir siendo los altavoces de los independentistas, y si hay que cerrar alguna televisión o radio se cierra, la policía autonómica debe cumplir su función de que se respete la ley y no mirar para otro lado cuando actúan o se manifiestan los independentistas, poner el cierre a la locura de las embajadas catalanas en el extranjero, y un largo etc.

No va a ser fácil el realizar lo que digo, pero estamos ante una de las últimas oportunidades de hacer que se cumpla la ley, como en cualquier otra comunidad de nuestro país y esto va también con la autonomía vasca.

Si no se coge el toro territorial por los cuernos de una vez por todas, el tiempo que vaya pasando irá engordando a los independentistas, tanto en número como en acciones y revueltas de los que quieren destrozar España, teniendo un final catastrófico que perjudicará a todos los ciudadanos de nuestro país.

Ningún gobierno que se forme tras el 10 N debe tener la más mínima consideración para aliviar las condenas de los que han cometido sedición contra su propio país, y esto es un ejemplo más de que los políticos nacionales (PSOE, PP, Ciudadanos y alguno más) deben unirse en este como en otros graves problemas que tenemos, superando los egos personalistas y de partido, para juntos sumar y buscar las mejores soluciones.

En una democracia que se basa en la Constitución, con derechos y deberes, todos los ciudadanos, sin ninguna diferencia, deben tener claro el principio de que el que la hace, y se salta la ley, tiene que pagarla, en la proporcionalidad al delito que haya cometido.

Es vergonzosa la doble moral reflejada en manifestaciones de personajes deportivos muy conocidos, como Guardiola, Piqué y Xavi, que no tuvieron reparo alguno en sus días de mayor rendimiento como futbolistas en vestir la camiseta de la selección española, y ahora se ha visto claramente que era porque ésta les suponía notoriedad y doblar la ficha económica en su club.

El avispado Piqué, organizador del nuevo sistema de Copa Davis de tenis, se la trae a Madrid porque aquí sabe que va a ganar mucho más dinero que si lo hiciera en Barcelona, donde el independentismo del que forma parte le reventaría dicha organización.

En definitiva, son unos hipócritas y carotas impresentables, que con patrimonios multimillonarios hechos en parte en países totalitarios como Qatar, como Guardiola y Xavi, con un cinismo vomitivo, alaban a este país mientras sueltan vergonzosas soflamas difamatorias contra España para calentar a los aborregados e hipnotizados que a través de mensajes como los de estos lamentables personajes quieren romper España. A Xavi y Guardiola, que tanto aman a Qatar, hay que decirles que allí los golpistas habrían sido condenados a muerte.

Igualmente impresentable es el comunicado del F.C. Barcelona posicionándose a favor de los políticos presos, ignorando a los millones de aficionados del club blaugrana que nada tienen que ver con este problema que han creado los dogmáticos separatistas y donde un club tan grande como el culé nunca debe posicionarse políticamente, sencillamente porque tanto sus socios como aficionados son de todas las ideologías políticas. Una paciencia infinita y mucho estómago para tragar tanto sapo han de tener los aficionados del Barcelona no independentistas para aguantar el continuo menosprecio que reciben y para seguir apoyando a un club que desde hace muchísimo tiempo se convirtió clarísimamente en uno de los grandes abanderados y buques insignia del independentismo catalán.

El ejemplo a seguir lo ha puesto el C.D. Español, que ha sacado un comunicado donde se expresa que “nuestro club respeta las decisiones de los jueces sin entrar en ninguna valoración”.

Cataluña, la región más rica de España, lleva camino de convertirse en una de la escala baja, afectando directamente a los que viven allí, pero también por inercia a todos los españoles.

Con este gravísimo problema no valen las medias tintas, solo se darán dos resultados, o se aplica con contundencia el que se cumpla la Constitución con todas sus consecuencias o los independentistas se saldrán con la suya.


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