El castillo de Belalcázar abre sus puertas

ANTONIO MANUEL CABALLERO
POZOBLANCO

El castillo de Belalcázar fue construido a partir de 1466 por la familia Sotomayor y constituye una de las más importantes expresiones de fortaleza señorial castellana de la Baja Edad Media. Su imponente silueta sobresale en el paisaje incluso a muchos kilómetros de distancia y es que la torre del homenaje, con 47 metros de altura, es la más alta de la Península.

Junto al castillo y al foso se encuentra el recinto amurallado que fue iniciado en época de los omeyas.

Muchos atractivos que hasta ahora no habían podido disfrutarse porque se encontraba abandonando y en estado ruinoso. 

El pasado fin de semana el castillo recibió a los primeros visitantes /SÁNCHEZ RUIZ


Pero, por fin, el viernes 29, el sábado 30 de noviembre y el domingo 1 de diciembre ha recibido a los primeros visitantes que acceden a su interior e incluso suben a lo más alto de la torre, después de que hayan finalizado las obras de consolidación y puesta en valor en las que la Consejería de Cultura, propietaria del castillo desde 2008, ha invertido más de un millón de euros y que a lo largo de 16 meses ha realizado la empresa Lorquimur.

En total han sido 355 los afortunados que han podido acceder ya que las visitas comenzaron el viernes con tres grupos de 50 personas, igual que ocurrió el domingo y a ello hay que sumar los 55 visitantes que acudieron el sábado desde Córdoba en una actividad promovida por la Delegación de Cultura de la Junta, con motivo de las Jornadas Europeas de Patrimonio.

Tanto interés había despertado la visita inicial del sábado que la delegada, Cristina Casanueva, anunciaba que se habían ampliado las visitas al viernes y al domingo, aunque en este caso había que acudir con medios propios.

El sábado, sin embargo, las 55 que habían reservado plaza partieron de Córdoba en autobús poco después de las 8.00 horas de la mañana.

Junto a ellos, Mercedes Mudarra, asesora técnica de Bienes Culturales y Francisco Rioboo, jefe del Departamento de Conservación de la Delegación de Cultura, que portaba el manojo de llaves que abrían todas las puertas empezando por los portones de acceso, dónde aún se encuentra el cartel con las recomendaciones de seguridad al entrar en una zona en obras. 













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