Pongamos que hablo de vivir (LX)

JOSÉ ANTONIO CARBONERO FERNÁNDEZ
(Técnico de la Cooperativa Olivarera Ntra. Sra. de Luna de Vva. de Córdoba)


¿Saben qué el coste de la inactividad es mucho más alto que el coste de un error?, les digo esto porque casi siempre es mucho más interesante intentarlo y equivocarse, que dejar de intentarlo para así no cometer errores al hacerlo, fundamentalmente porque es la única forma de aprender. Numerosas son las ocasiones donde nos encontramos diferentes escollos o vicisitudes, ante las cuales nos agobiamos o nos sentimos realmente angustiados, sin embargo, hemos de ser conscientes de que siempre se puede salir adelante, hay que tener presente que actitud más la aptitud es sinónimo de éxito, que las cosas nos vayan mejor o peor depende fundamentalmente de uno mismo y la importancia que se les quiera dar.

En mi opinión, lo más importante, aunque suene a tópico, es tener salud. Si uno está física y mentalmente bien, se encuentra bien, afronta todos los problemas y/o retos que a diario surgen, de muy distinta manera a sino lo no está. No podemos estar toda nuestra vida sufriendo por cosas que son ineludibles, que certeramente van a suceder, de ese modo nunca aprovechamos ese momento. Como decía John Lennon: “La vida es aquello que te va sucediendo mientras nosotros nos empeñamos en hacer otros planes”. Es fundamental tener esta perspectiva pues el tiempo pasa raudo y cuando parece que ya estás preparado para poder vivir, la vida se acaba.

Rodeados como solemos estar de malos augurios y opiniones negativas, reitero en mi opinión, hemos de buscar siempre la positividad, el cambio en lo que hacemos, como decía Steve Jobs: “Cada día me miro al espejo y me pregunto: ¿Si hoy fuese el último día de mi vida, querría hacer lo mismo que voy a hacer hoy?, si la respuesta es “no” durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo”.

El otro día tuve la oportunidad de leer una entrevista del Consultor de la FAO, Naciones Unidas y el COI (Consejo Oleícola Internacional), Juan Villar, interesantes sus respuestas sobre el mercado del AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra) y su evolución, haciendo referencia la importancia de la diferenciación y singularización (calidad, orografía, producción, manejo, etc.), entre en olivar tradicional y el intensivo en seto.

Me llamo la atención su afirmación sobre el olivar, que por cierto, es el mayor cultivo leñoso del mundo, y la fijación que realiza este del dióxido de carbono atmosférico: “El olivo es el más potente fijador de CO2 que existe, lo que le convierte en la mejor herramienta para luchar contra el cambio climático”.

A esto me refería sobre la positividad, no sólo produce un magnifico e inigualable alimento, que como he mencionado en varios artículos anteriores es sano, muy nutritivo y con inigualables propiedades salutíferas para nuestro organismo, sino que además es una herramienta para la conservación de nuestro planeta, de nuestro entorno.

Decía que un olivo un olivo es capaz de absorber 2 kilos de CO2 diariamente, no hay duda que los 11’7 millones de hectáreas de olivos que hay plantados en el mundo (que corresponden a una extensión que equivale a toda la superficie de Portugal) son unos de los grandes aliados para evitar que el CO2 siga dañando la capa de ozono. Lo cual convierte al olivar en una útil herramienta para luchar contra el cambio climático a nivel mundial.

Quizás con este tipo de argumentos añadidos, nos concienciemos todos de la importancia del cultivo y su beneficiosa repercusión a nivel mundial, y ya puestos fomentemos el consumo de AOVE en lugar de otras grasas y aceites procesados, con respecto a las cuales, si les soy franco, no hay parangón, porque como les comentaba al principio, hay que intentarlo hasta la extenuación, aunque exista el riesgo de errar, aunque sinceramente, contando con toda la cantidad de información y estudios científicos que contamos, creo que con el AOVE es poco probable equivocarse.


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