El miedo y el caos por el coronavirus

EMILIO GÓMEZ
Periodista



“Es un virus y hay que evitar los sitios públicos”. Nunca había pasado nada igual. Pánico en la calle con personas aisladas, actividades y celebraciones suspendidas, colegios cerrados, contagios que se disparan, negocios que se arruinan. ¿Se cerrarán los comercios, ayuntamientos y oficinas en todo el país?
El miedo se está apoderando de la gente. Se está demostrando que solo hace falta un virus para eliminarlo todo. Somos poca cosa. Un día alguien que lance algo nocivo al planeta puede expandirlo rápidamente. Todo parece una película de suspense. Es el Covid-19 que se extiende por el mundo mientras la humanidad busca una cura. Todo es caótico.
La realidad está superando a la ficción. Se está suspendiendo todo. Las Fallas de Valencia, las competiciones deportivas, los conciertos, los espectáculos. En nuestra zona, todas las actividades que se iban a llevar a cabo se han suspendido o aplazado. Jornadas de ovino de Hinojosa, Feria del Cordero en Conquista, Smart Rural Land de Añora, Día de las Migas de Pedroche, la Feria del Dulce de Fuente La Lancha ¿Qué pasará con la Feria Agroganadera? ¿Qué pasará con la Semana Santa? El coronavirus está cambiándolo todo, se cierran colegios, instituciones y confinan a los empleados a trabajar desde casa. No es posible encontrar mascarillas ni geles desinfectantes. Los teléfonos de emergencias al que llamar cuando se tienen síntomas, está saturado.
El caos se apoderado de todo. Hay mucha ruina en la calle. Hemos creado grandes urbes para que todo se expanda al instante. Si la gente viviera en los campos como antiguamente todo sería más fácil. Pero no. Estamos en una sociedad donde hasta el engaño está cerca. Hay unos actores que creen que todo es política. Ese es otro virus y muy peligroso. Los que hacen de la ideología una manera de reventar al que tienen al lado. El 8 de marzo ya había un problema de salud pública que debía haber impedido las manifestaciones gigantes o actos de partidos políticos como Vox. Quizás las medidas se hayan tomado tarde sabiendo lo que estaba pasando en China e Italia. Las epidemias, catástrofes, enfermedades nos afecta al conjunto de la población, sin distinguir entre rojos, azules, verdes o naranjas.
Quedarse en casa es prioritario pues el distanciamiento social puede salvar vidas. Ese es el mensaje que se está dando. Pues el panorama es desolador. Médicos jubilados que hacen de voluntarios, médicos que no han terminado la carrera a los que se les pide ayuda. Gente que muere en soledad sin sus familiares, cuarentena en habitaciones donde cuesta respirar por la enfermedad y por el encierro en sí.
Y la economía reventada. ¿Quién va a pagar los millones de euros que nos va a costar esto? El gran problema es que todo está paralizado. Nada se mueve. Directamente e indirectamente esto afectará a todos. Sin embargo, el precio no lo es importante. Lo vital es la salud y vivir. Confusión debido al miedo humano hacia lo desconocido. Mucho miedo. Terror.
La incertidumbre y la histeria se ha apoderado de gran parte de la población que ha acudido en masa a los supermercados para aprovisionarse de alimentos y productos, una imagen que ni siquiera los más mayores aseguran haber visto en tiempos de hambre.
Como decía Sociedades Binarias “Afirma Raymon Kurzweil que pronto seremos máquinas, que el post-humanismo, como el milenarismo que anunciaba Fernando Arrabal, va a llegar. De hecho, el coronavirus con nombre de replicante lo está anticipando”.
Si el futuro es vivir tras una pantalla de ordenador, sin contacto humano, sin abrazos ni besos, sin apretones de manos, con las calles y los bares vacíos, mejor que ese futuro no llegue nunca.
Lo que hay que salvar ahora es el presente. Nos enfrentamos a lo desconocido con lo difícil que es eso.

No hay comentarios :

Publicar un comentario