Sigue la caída de precios en el sector inmobiliario

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
Presidente-Editor



Va pasando el tiempo y la economía en general en nuestro país está totalmente estancada, e incluso en algunos sectores, como en la hostelería y en el comercio, cada vez está peor.
En lo que respecta al terreno rústico (fincas de campo) aunque el precio por fanega o hectárea es menor que el de hace 10 años, la caída en líneas generales es más reducida que en el urbano, centrándonos siempre en nuestra comarca.
En Los Pedroches, como en el 80% del territorio de España, los inmuebles de vivienda, cocheras, locales, solares, etc., siguen en caída desde el 2009, siendo preocupante, porque para muchas personas supone la inversión de casi el total de sus ahorros.
Todo esto está provocado por dos factores fundamentales: El primero por la resta de habitantes, junto con el envejecimiento de la población, y el segundo porque una gran parte de personas no tiene ingresos suficientes por la nómina que cobran mensualmente para afrontar la compra de una vivienda, aunque estén a precios de hace 20 años.
Pozoblanco es el municipio con mayor número de habitantes con diferencia de nuestra comarca, y es el mejor termómetro de lo que estoy diciendo. Por un lado, cada vez hay más carteles de “se vende”, y por otro, mayor número de personas demandando viviendas para alquilar. Aquí, el producto más demandado, es el que tiene dos dormitorios, porque solo van a vivir una o dos personas.
El apego a disponer del inmueble en propiedad poco a poco se va diluyendo, y en la mayoría de casos tan solo se puede aspirar a tenerlo en alquiler, donde lo primero que se pregunta es ¿qué precio me quiere cobrar al mes?
El precio medio y más usual está en 250 €, pero también los hay por 200 €, y los menos se aproximan a los 300 €. A todo esto se le añade el gasto de comunidad, que puede ir de 20 a 60 €.
¿Cómo puede llegar al final de mes, un hombre o mujer, con un sueldo de 800-900 euros?
Muchos sueldos en el sector privado están realmente bajos, en la mayoría de las ocasiones porque el propietario del negocio no puede pagar más, pues el negocio no da para más. En otra minoría porque el empresario se aprovecha de que cada vez hay más trabajadores parados, teniendo una oferta amplia donde escoger.
Si sumamos alquiler, luz, agua, gas, comunidad, mantenimiento del automóvil, alimentación, ropa, etc., muchas personas tienen que hacer verdadera ingeniería doméstica para llegar a fin de mes.
Por poner un ejemplo, si en el 2005 el patrimonio global de inmuebles era de 50, ahora este conjunto tiene un valor real de 29. Y que no les quepa la menor duda de que cuando pase un lustro se perderá un 12 % de los valores actuales.
A todo esto ha contribuido en la localidad pozoalbense una pésima planificación de los políticos en el desarrollo urbanístico del pueblo desde hace 4 lustros. Una planificación que está marcada por un clamoroso desequilibrio, pues ha ido dirigiéndose todo hacia el norte, con lo cual han devaluado el resto de la población, porque al sur, se le une el este y el oeste.
Incrementándose con el paso de los años las viviendas vacías en casi todas las calles del pueblo. Mientras que, como digo, en el norte, además de liberar mucho terreno urbano, se encuentran concentrados servicios tan importantes como los institutos, el hospital, el centro de salud, el teatro, el más potente centro de alimentación etc. Por ello allí es donde en la actualidad está el 80% de la construcción que se produce en la localidad.
Del resto de los otros 16 pueblos de Los Pedroches la situación es aún mucho peor, dándose el caso de que hay viviendas en dichos pueblos que tienen un precio inferior a un coche normalito.
La ley de Murphy dice que “si algo puede empeorar, no dude que empeorará”. Con esta frase podemos decir lo que estoy exponiendo.
El sector inmobiliario es un sector al que desde hace 30 años le he prestado un especial interés y atención, que he puesto en práctica tanto en algunas transacciones de compra-venta que he realizado, como en compras de conocidos a los que les he ayudado a buscar el inmueble para lograr encontrar el más adecuado a sus gustos, sus necesidades y su presupuesto económico. Por ello, con toda humildad, me considero una persona con ciertos conocimientos en este campo.
Trabajadores del sector público, y una parte más minoritaria del sector privado, son los únicos que pueden plantearse económicamente el adquirir una vivienda propia, mientras que casi un 30 o 35 % del resto de trabajadores, por desgracia, probablemente nunca podrán tener una vivienda en propiedad, salvo que la reciban por una herencia o, en su caso, con una buena ayuda de sus progenitores.
Hay amigos o conocidos que me preguntan, pues ellos o su familia tienen un inmueble a la venta y no se deciden por el precio final que deben poner. Yo les recomiendo que tengan mesura y se sitúen en el valor que establece la oferta y la demanda. Porque si lo ponen por encima tienen un 90% de posibilidades de que el mismo se quede sin vender, y perderán tiempo y dinero. Incluso aunque dentro de unos años lo quieran vender un 20% más económico, quizás ya sea tarde para venderlo, habiendo perdido la ocasión de hacerlo.
Incluso les aconsejo que si ellos, por poner un ejemplo, piden 10 y una persona de forma concreta les ofrece 8, que no se lo piensen y materialicen la venta.
El meter el valor sentimental en un inmueble de nuestra propiedad es un error, ya que nos nublará el determinar el precio real del momento, porque no debemos olvidar que los precios se bareman por la oferta y la demanda. De 2000 a 2008 la oferta era casi menor que la demanda, con lo cual el precio no paraba de subir y, en construcciones nuevas, se vendía sobre plano.
Ahora ocurre todo lo contrario, con lo cual los precios seguirán bajando, pero eso no es lo peor, lo peor está por venir, porque, como decía, seguirá en caída libre.
Para terminar, y cambiando de tema, vivimos la terrible enfermedad del coronavirus, que además de llevarse vidas humanas, está dando un hachazo muy fuerte a la economía mundial, afectando a todos los sectores, perdiéndose miles de millones de euros, además de crear un miedo y desconcierto general. Y ante este panorama caótico y de total inestabilidad, lo único que sube es el oro, donde bate récords históricos, situándose el kilo a 48.000 €. Cuando el metal amarillo sube, todo lo demás baja. Este sí que es el verdadero termómetro de la economía mundial.
Pues eso, que si algo puede empeorar, no dude de que empeorará, y si es importante la devaluación del patrimonio, muchísimo más es el de la salud, que de seguir la progresión de esta pandemia llegará a todas las provincias de nuestro país.

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