opiEl origen taurino de Pozoblanco

ARTURO LUNA BRICEÑO

Corralón del Vélez, 1902.


Hoy es difícil concebir una feria de Pozoblanco sin corrida de toros. El ambiente que le da, al festejo mayor del pueblo, un buen cartel de toros es muy importante. ¿Pero dónde están las raíces de esta afición taurina? 

Rafael Bueno.


Cuando en 1984 comencé a preparar el libro sobre la cogida y muerte de Paquirri tuve muchas tardes de conversaciones con Rafael Bueno, nieto de Joaquín García, constructor, propietario y empresario de la plaza de toros de Pozoblanco. De esos dialogos, que se remontaban en los recuerdos, a la mitad del siglo XIX, deduje que la afición a torear o capear toros venía de muy largo. Y decidí indagar sobre este posible origen. 

Calle Real, 1902.


Por el profesor Ladero me enteré que las nuevas poblaciones cordobesas, las que se fundaron a partir del 1236, se hicieron bajo el Fuero Viejo de Toledo, reformado en Sevilla. Fuero en que el regalo de un toro o varios al pueblo se contemplaba. Son muchos los pueblos toledanos, como la Puebla de Montalbán, que conservan esta tradición del toro de fuero. Y en nuestro entorno se celebran en El Viso y Dos Torres. Ambos levantaban sus plazas de carros y celebraban el encierro. Hoy la fiesta se celebra de otra manera.

Pozoblanco la celebró, quizás desde du fundación, hasta finales del siglo XIX, más exactamente, hasta 1893 en que se inauguró La Fuente del Chumbo, en medio de la Calle Real que era el lugar donde se celebraban las capeadas.

Calle Real, 1908.


En el núcleo urbano antiguo de Pozoblanco, al menos desde el siglo XIV, existían cuatro plazas: la de la Iglesia, que era el lugar en que se celebraban los cabildos abiertos y la feria antigua. La fiesta comenzaba el día 14 de septiembre y terminaba el día 15. La Plaza Pública, que tradicionalmente siempre fue la plaza de abastos. Era la mayor del pueblo, pero no era llana y no reunía condiciones para correr toros. La Plaza de la Alhóndiga, que, si era llana y amplia, pero estaba dividida por el Arroyo de la Condesa. Y la Calle Real, única plaza llana, amplia y despejada en la que se podían correr y capear a los toros. Y era la utilizada para estos menesteres, hasta que se estableció el Juzgado en una de sus esquinas, y los comarcanos acudían a sus pleitos con sus carruajes, caballos y mulas. Para facilitar la espera de los carruajes y las bestias de tiro, se decidió poner una fuente en mitad de la calle, frente al Juzgado y la Cárcel. Esta fue La Fuente del Chumbo, que en un principio tuvo caños y pilón. En 1926, cuando el abrevadero ya no era necesario se le quitó la caja y se dejó la cañería y en la reforma de 1940 se cegó la fuente, se quitó lo que quedaba de ella y se llevó al Hospital de Jesús Nazareno y allí está instalada en medio del Patio de las Tinajas. 

Cartel inaugural de 1912.


Al colocar la fuente frente al Callejón del Toro, la plaza taurina de talanqueras pasó a la historia, pero no la afición, que se continuó. Pero ya no era el Concejo el que pagaba y ponía el toro. Ahora se hacía en un lugar cerrado al que había que asistir previo pago: El Corralón del Vélez, que era un antiguo tinte que estaba en la trasera de una casa en la Calle Pedrajas y que en el Catastro de Ensenada lo declaraban así: “Don José Antonio Vélez de Guevara tiene una casa en la Calle de Jesús de la Columna. La cuarta parte de una casa en la Calle de Pedrajas… La cuarta parte de un tinte incluso en el fondo de la casa antecedente indivisa con otras tres cuartas partes pertenecientes a los interesados citados en la misma partida antecedente. Con cuarto bajo, con tinas, calderas y demás pertrechos necesarios. Regulado su alquiler anual en total de dicho tinte en mil quinientos reales de vellón”. 

Plaza de Toros de Pozoblanco, en 1959.


Y ante la gran afición a los espectáculos taurinos Don Joaquín García decidió hacer una plaza de toros en condiciones, en la que se pudieran dar corridas con picadores y pudieran venir las figuras del toreo. En agosto de 1912 se inauguró una plaza de hierro en Los Llanos del Pilar. Plaza que dos años después fue derribada para vender el hierro, del que existía gran demanda por la Primera Guerra Mundial. El mismo año en que fue derruida la de hierro se levantó la de obra en el mismo lugar. 

Fuente del Chumbo, 1913.


En principio se pensó situarla en la esquina de la actual Calle Mayor con la Avenida de Villanueva de Córdoba, donde estuvo el Cine y Hotel San Juan, pero se pensó que mejor estaría dentro del Real de la Feria y junto al mercado de Ganados que estaba en las eras del Pilar de los Llanos, y aprovechando una cantera abandonada allí se levantó la plaza y allí sigue. 

Cine San Juan.

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