Feria de Pozoblanco

DOLORES ARROYO LÓPEZ
POZOBLANCO


Los gitanos con sus burros
los tratantes de “ganao”
el regateo y la gracia
era un arte tan “salao”.

Los cochecitos, las barcas,
el látigo y carrusel,
nos subían nuestros padres
a disgusto y sin querer,
el berrinche era tremendo
si se pasaban de largo,
y queríamos estar siempre
subidos en los cacharros.

Por la tarde a los toros
con la música subiendo,
por esa calle que daba
gusto seguirla oyendo.

La gente se animaba
y al compás del pasodoble
daba gana de bailar,
y dejar las penas ancladas
esperando en el portal. 

Por la noche las casetas
Marcos Redondo, Taurina,
La Juvenil 101,
Organillo y de familia.
Había también teatros
Manolita Chen y Eslava,
y en el teatro S. Juan
grandes obras representaban.

Esta feria la de entonces
con su gracia y alegría
la esperaba todo un pueblo
y se disfrutaba en familia.

Se vivía tan intensa
y con tanto sentimiento,
que se ha quedado prendida
para siempre en mi recuerdo. 


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