Lo que el tiempo se llevó

ARTURO LUNA BRICEÑO


Ando estos días de feria de la ceca a la meca. O mejor dicho de Pozoblanco a Alicante y de Alicante a Madrid. La culpa, de la gota fría que me roza en levante y la edición de mi libro: “El estado de Los Pedroches”, que me ocupa en poniente. Y voy como Miguel Hernández, de mi corazón a mis asuntos sin solución de continuidad. 

Entrega de la Infanta Maria Teresa en el Río Bidasoa, 1660.


El Estado de los Pedroches fue un susto que Felipe IV les dio a los vecinos de la Siete Villas. Andaba el Rey Planeta muy liado con las guerras que montaba el Conde Duque de Olivares y que las perdía y buscaba una solución al agobio que sufría ante tanta desdicha. Y cesó al poderoso valido Don Gaspar de Guzmán, y lo hizo recluir en el Convento de Loeches. Convento que entre otras dádivas, se mantenía con los cien reales que a partir de 1660 le aportaba el Concejo de la Villa Pozoblanco. 

Callejón de Alfareros.


Pero nos encontramos en 1643, cuando sucedió en el valimiento a su tío, un nuevo valido: Don Luis Méndez de Haro, VI Marqués del Carpio. Hombre reposado y tranquilo que se afanó en firmar la paz con Francia, y en casar a la hija mayor de Felipe IV con su primo Luis XIV del país de los gabachos. Paz que se firmó en la Isla de los Faisanes del Río Bidasoa en 1659. Esta firma se conoce como La Paz de los Pirineos en que España casaba a la Infanta María Teresa con el Rey francés. Por Francia firmó el Cardenal Mazzarino y por España Don Luis Méndez de Haro. Aparentemente los dos países firmantes ganaban, o no perdían, al menos España más territorio del que ya había dejado atrás. Aunque los verdaderos perdedores de aquel Tratado de Paz fueron los habitantes de las Siete Villas de los Pedroches. 

Felipe IV.


Y se preguntarán. ¿Por qué las Villas de los Pedroches, que ni estaban en el tratado y se encontraban a más de 1.000 kilómetros de distancia del Río Bidasoa? 

Escudo del Marqués del Carpio. Lo usaba siendo Virrey de Nápoles.


Por un pequeño y generoso detalle. Felipe IV, emocionado y feliz por casar a su hija con su primo hermano y lograr una paz, según algunos vergonzosa, decidió regalarle a su valido Don Luis Méndez de Haro 2.000 vasallos dónde él los quisiera. Y el buen Marques del Carpio dijo que los quería en las Siete Villas de los Pedroches. Y sí hubiera algunos vecinos de más, él los pagaría de su bolsillo. Y resultó una vez contados que las Siete Villas tenían 3.649 vecinos. Y dijo el Marqués del Carpio que no había problema. Y así se creó el último señorío en el Siglo XVII. Señorío que se hizo efectivo en Mayo de 1660. 

Don Luis Méndez de Haro. 6º Marqués del Carpio. 1º Señor de los Pedroches.


No hubiera tenido mayor importancia si los vecinos de las Siete Villas no hubieran acabado de pagar en la Navidad de 1648 el último recibo a la Corona por la compra de la Dehesa de la Jara, Ejido de los Lomos y Labrados. Dinero que el Rey se embolsó y doce años después los regaló en parte y a los 1.649 vecinos que hubo de más los vendió junto a la Dehesa de la Jara, recién pagada. 

Carta de las Villas de los Pedroches al Rey Felipe IV.


El trato de la Compra de la Real Dehesa de la Jara, se comenzó a gestar en 1629. Los documentos se hicieron a nombre de los vecinos y para ello cada Villa hizo recuento de los pecheros que tenía y aportaba a la compra.

Y el cuenteo se saldó así: Pedroche aportó a la compra 430 vecinos. Torremilano contabilizó 888. Torrecampo lo hizo con 477. Pozoblanco se comprometió con 1.084 vecinos. Alcaracejos lo hizo con 309 y Añora aportó 300 vecinos. 

Escritura del Acta de Piedrassantas Carta Poder a Don Tomás González de Mendoza


En total 4.305 vecinos que contrastan con los 3.649 que contó el Marqués del Carpio para ajustar cuentas con el Rey. En doce años las Siete Villas de los Pedroches habían perdido 656 vecinos. ¿O tal vez pasara que las villas contaran vecinos de más para tener mayor propiedad en la Dehesa de la Jara?

Este recuento aparecía anualmente en todas las Actas Capitulares de las Siete Villas y ha creado mucha confusión a los historiadores locales. Estos números eran las acciones que cada Villa tenía de la Real Dehesa de Jara y ese porcentaje era lo que debían percibir sobre los dineros obtenidos por la venta de bellota y por los arriendos de los pastos. Y por su puesto fue la perdida que cada Villa tuvo en mayo de 1660, cuando pasaron de ser vecinos de la Corona a vasallos del Estado de los Pedroches del Marqués de Carpio. 


No hay comentarios :

Publicar un comentario