¿Qué fue de la España democrática?

EMILIO GÓMEZ
(Periodista-Director)


Sigue la revuelta política. España no encuentra el camino. Ese es el problema. Nada es como antes. Aquella España, la España de la libertad sin ira, la de la igualdad de derechos y la de la fraternidad de los hombres que ayudó a poner en marcha el orden constitucional, está quebrando. Desgraciadamente.

La transición fue una ilusión, un sueño conseguido, una revolución pacífica que nos llevó a esa España de la paz y la prosperidad. La de las ilusiones comunes. Una revolución verdadera. No la revolución de la violencia callejera y del separatismo que estamos viendo en la actualidad. La democracia nos dio las mayores satisfacciones de nuestra historia. Fue creada para defender un estado de derecho y la nación española. Resulta bochornoso, como decía Madero, “que estemos preguntándonos si somos españoles, si tenemos nación o una plurinación”. ¿Dónde fue a parar ese éxito colectivo que hicieron aquellos ciudadanos? Me refiero a los que hicieron posible la transición democrática.

La historia que se está creando es la historia al revés. La de la desunión, la de la lucha de ideologías, de poder, de sillones, de egos. Todo ese laberinto no lleva a nada. Pero nadie hace nada por moverlo. Es una locura la que estamos viviendo. En Cataluña obligan a cerrar fábricas, a paralizar universidades y la actividad comercial. Esas ansias de locura y ese odio, están destruyéndolo todo. Todo está repercutiendo negativamente. Ya se nota. Descontento de los jóvenes que tienen que partir fuera de España, obreros que no tienen los salarios que merecen y autónomos con el alma en vilo todo el día.

Estamos en un momento histórico. Un bloqueo que nos hace no salir del pozo. No hay soluciones. No hay unión. Todo se ha radicalizado. A lo mejor nada volverá a ser como antes o quizás se cumplan aquello de que “se tiene que poner todo mal para que luego se arregle”. Sea como sea, el escenario que se presenta no es el más idóneo. ¿Se está intentando acabar con la transición? ¿Cuál será el futuro? Todo está tan incierto que nadie puede pronosticar lo que mañana pasará. Los partidos políticos catalanes saben que nos tienen cogidos por los huevos y nos han metido en un laberinto donde ahora es imposible salir. Mientras tanto nosotros seguimos asistiendo a un acontecimiento que parece que no va con nosotros. No somos conscientes de que todo esto afectará, más pronto que tarde, a nuestros trabajos, economía, nuestros hijos y nuestras pensiones. ¿Culpables? Todos. Ciudadanos y políticos. Bien es cierto que estos últimos están dejando mucho que desear. Ya no se ve la política como un servicio a la democracia sino como un servicio a la cuenta de su banco. Ellos ahorrarán lo suficiente para lo que les puede venir mañana. Los demás, nosotros, nos seguimos peleando por unos y por otros. Defendiendo lo que no es defendible y dependiendo de quién es quién. Están jugando con nosotros. Y lo peor, es que estamos cayendo en la trampa.


No hay comentarios :

Publicar un comentario