Las crónicas del agua. Comentarios del clima en Pozoblanco en el siglo XVI

ARTURO LUNA BRICEÑO


Ahora que estamos ocupados, preocupados, enfrentados y manipulados por el uso político del cambio climático, es bueno que echemos una mirada al siglo XVI. Lo vamos hacer de la mano de Juan Ginés de Sepúlveda y los datos de los duros inviernos de lluvias y sequías que vivió en Pozoblanco.

Juan Fernández Franco en los comentarios que hizo al “Epistolario” de Juan Ginés de Sepúlveda y que fueron recogidos en la “Edición Matritensis en Opera III”. Dice el que fuera Juez de Apelaciones de los Marqueses del Carpio: “Entonces se vino a España y el Vicario Pero Franco mi tío lo recibió y tuvo en su casa y le dio sitio en ella dónde hizo su casa”. Los hechos debieron ocurrir al final del verano de 1537.

Juan Ginés se afanó en construirse una casa en los terrenos que Pero Franco le dio para que levantara su vivienda, y se lo cuenta en la carta 36 del libro tercero del Epistolario a su amigo Honorato Juan, (Honorato Juan era natural de Valencia y fue nombrado Obispo de Osma y elegido como uno de los tres preceptores de Felipe II, los otros dos fueron el Obispo Silíceo y Juan Ginés de Sepúlveda). El sabio de Pozoblanco le narra sus trabajos y sus afanes: “Si quieres saber cuáles son mis actividades, te diré que aparte de mis estudios normales, no he podido realizar todavía mis proyectos; me refiero a la terminación de los edificios cuya construcción inicié, a la plantación de árboles y al trasplante de los primeros brotes de los semilleros. ¡La culpa de todo la tiene este maldito invierno!

En lo que se refiere a los edificios, verdadero pavor me están causando esas paredes levantadas con material tan poco consistente como el adobe, ingrediente imprescindible y tradicional en la mayor parte de los edificios de España, a pesar de que Plinio el Joven, no sé por qué motivo, le parece excelente esta clase de construcción: se ve que no tuvo nunca que aguantar bajo tal techo un invierno tan lluvioso como este y presenciar su derrumbamiento”.

La carta tiene fecha de 4 de febrero de 1544, y por lo que se deduce de ella Juan Ginés debió construir su casa entre los años 1542 o 1543. Desde 1537, en que pasó en Pozoblanco su primer invierno, hasta 1542 vivió como invitado de Pero Franco.

Fernández Franco en el comentario a esta carta matiza: “Dice esto porque (Sepúlveda) fundó el cuarto principal de su casa sobre unas paredes de un huerto del Vicario Franco; y como no llevaba tal cimiento como se requería para el peso que después se echó, hizo vicio el cuarto, y le hizo unos restrivos que hoy tiene; y que de estas formaceas paredes dicen hoy formazos a edificios. Et vide Plinium lib.35, c, 14 los nombra formaceos”.

Juan Ginés, a lo largo de su “Epistolario” da muchas noticias de su pueblo y la vida que hacía en él. En el libro tercero se incluyen las cartas que escribió al Cardenal Tavera, en la primera de ellas dice: “La falta del viento del Norte durante todo el invierno fue la causa del clima tan templado que se enseñoreó de España, y muy especialmente de nuestra Andalucía, dejándola convertida en un nuevo Egipto a causa de la sequía; y aun peor que Egipto quedó pues nos falta el río Nilo que con sus periódicas crecidas fecunde nuestros campos, como lo hace en aquel país. Por tal motivo, al faltar el agua, aun en pleno invierno, se han secado las semillas y los animales sin pastos han perecido de hambre.

Por ello, me veo obligado a salir cuanto antes de aquí y apresurar mi regreso a tu país, pues la región de los “Vaceos” supongo no se verá tan azotada por la sequía. Para que me prepare hospedaje envío por delante a mi pariente Pedro Martínez. He esperado a su salida para escribirte y entregarle para ti esta carta. Atiéndele en mi nombre en cuanto puedas; mucho te lo encargo”.

La carta va dirigida a la Corte de Valladolid, y aunque no tiene fecha es de principios de la década de los cuarenta, en que el Cardenal Tavera era el presidente del Consejo Real. Como casi todas las cartas está comentada por el otro insigne erudito del Pozoblanco del Siglo XVI, Fernández Franco, que matiza: “Vacceos, tierra de Campos y tierra y Sierra de Segovia y debe denotar aquí Valladolid, donde debiera estar la Corte, que cae por allí”.

Se aprecia que en la primera mitad del Siglo XVI ya se andaba con el miedo al cambio climático. Y en eso estamos.


Calle Ayuntamiento, año 1930

La última fábrica



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