Un pueblo muy culto

DIEGO GÓMEZ PALACIOS



...Aunque se le tiene colgado el sambenito de lo contrario.

Siendo aún niño y jovenzuelo, mi padre decía que en ese pueblo el más torpe hace relojes; afirmaba que para brutos los de… y me ponía ejemplos de vivencias que tuvo. También ponderaba a los de Almodóvar del Rio que no tienen fama de nada pero que en general, son más listos que Cardona; que allí ni siquiera tenían tonto de pueblo y que, con razón gozan el gentilicio de “Los Cucos”. Mi padre por su condición de ferroviario en ruta durante 45 años, conoció y tuvo trato con gentes de muchos pueblos desde Algeciras y Cádiz hasta Madrid, sobre todo en los años de la “jambre” y el estraperlo.

El pueblo a que me refiero en el enunciado es Fernán Núñez, donde solo estuve dos o tres veces por razones de trabajo, pero tuve ocasión de comprobar que, aunque no hacían relojes, sí hacían otras muchas cosas aparentemente raras por lo singulares, pero difíciles e importantes cuya explicación engrosaría en exceso este artículo; aunque no quiero omitir que conocí a un industrial que curaba jamones para casi todas las marcas nacionales por encargo. El refrendo de que Fernán Núñez es un pueblo muy culto lo tuve el pasado 28 de Octubre que asistí a un acto cultural al que fui invitado: Jamás vi tanto catedrático de universidades e institutos juntos, jóvenes, medianos y viejos, pero todos nativos.

Me desmintieron rotundamente todos los bulos y chistes graciosos, pero con mala uva, que se les atribuyen, tanto como el del solterón que decidió casarse con una joven ligera de cascos y cuando le reprocharon que la Loles se acostaba con medio pueblo, contestó que Fernán Núñez no era Nueva York. O el del extremo del equipo local que, al lanzar un córner, se le cruzó un cerdo y el delantero lo remató de cabeza,…y bastantes otros. Ellos se los atribuyen a un pueblo de Huelva y alguno de esta comarca. (Pozoblanco no)

Me explicaron que su fama de brutos radica en el efecto contrario de la importante labor formativa y cultural que llevó a cabo el Duque de Fernán Núñez, siglos atrás, ocasionando que cuando muchos paisanos emigraban a Madrid y otras capitales, se sorprendían de la desenvoltura que, pese a sus apariencias de bastos en sus formas, les admiraban por sus conocimientos y desenvoltura, exclamando: “¡Caramba con el cateto de Fernán Núñez!” y así se le colgó el sambenito de catetos y brutos a los de este pueblo.


Quiero explicar que se me invitó a ese acto cultural con motivo de la entrega de premios y diplomas por un concurso de relatos cortos (5 folios) en el que me clasificaron como finalista, 2º lugar entre más de 100 participantes. Es por ello que ahora me cabe la duda de si son muy cultos de verdad o quizá no tanto, por premiar mi trabajo. (Valga la broma). Lo que no tengo ninguna duda es que me han proporcionado una de las mayores alegrías de mi vida. Porque yo soy de Ciencias. 


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