Crecimiento del empleo precario y el monopolio de la estiba

MIGUEL CARDADOR LÓPEZ
(Presidente-Editor)


Los últimos datos en España en general y en nuestra comarca en particular, respecto al aumento del empleo son positivos, porque hace que nos situemos con números del año 2010. Pero aunque este dato es positivo, tenemos que leer la letra pequeña, esa que el Gobierno de la nación se salta. Y es que más de un 50% de ese crecimiento de empleo es de baja calidad, porque bien es a tiempo parcial o, aunque sea a tiempo completo, tiene una base de cotización muy pequeña, con el agravante que esto tiene para el trabajador porque cobra un salario bajo, cotiza a desempleo bajo y lo mismo sucede si por desgracia pasa a una situación de incapacidad (temporal o permanente) por enfermedad o accidente. Además de lo que repercute negativamente cotizar con bases bajas para el día de mañana fijar la cuantía de la pensión de jubilación.

Muchos trabajadores y pequeños autónomos están en unas condiciones de hace 30 años, tienen empleos, sí, pero de muy baja calidad y poco acordes a los tiempos en los que estamos.

Por todo esto, para mí esta noticia que nuestros gobernantes venden a bombo y platillo se me queda en la mitad de la mitad, porque de cada tres puestos nuevos de trabajo que se crean dos son precarios, con muchas horas de trabajo y una remuneración corta.

En esto, como en muchas otras cosas de la vida, siempre pierden los más débiles. En esta España de las dos velocidades, donde en la otra cara están los estibadores de puertos, que tienen un auténtico monopolio con muchos derechos y pocos deberes, viviendo en su plácida burbuja, ignorando que hay una parte de trabajadores del país que se ven negros para llegar al final del mes, con una calidad de vida insuficiente.

Gracias a estos, España está al límite de recibir una multa por parte de la Unión Europea de 23 millones de euros y una multa diaria de 134.000 euros, dentro de la normativa sobre la manipulación de mercancías en los puertos comunitarios.

Los estibadores se han tirado esta semana de huelga, y siguen con su táctica de presión al Gobierno, en esta actividad que se rige por patrones endogámicos y anticompetitivos para el siglo XXI. Estos hábitos trasnochados lo que hacen es incrementar los costes y restar competitividad a las exportaciones españolas en general.

El texto que ha aprobado el Gobierno incluye ayudas públicas a la reconversión por valor de 120 millones de euros, se les garantiza el mantenimiento de los 6.150 puestos de trabajo actuales y además tienen la enorme ventaja de poder jubilarse voluntariamente a la temprana edad de 55 años con el 70% del salario neto.

Pero no, quieren más, y por ello quieren utilizar a los partidos de la oposición para conseguir todo lo que se proponen, sin olvidarnos de los magníficos sueldos que tienen, estando en la cima de la pirámide de este país.

Bruselas ha dado el visto bueno a lo que plantea el Gobierno español, y por lo tanto los estibadores deben asumir que sus condiciones laborales son anacrónicas en una economía del siglo en el que estamos, y todos los partidos políticos tienen que hacer un frente en común y mirar por el bien de España y apoyar en este caso al ejecutivo convalidando el Real Decreto en el Congreso de los Diputados.

Y los estibadores que de una vez por todas pisen el suelo de la realidad que económicamente estamos viviendo, y salgan de su urna de cristal, para que se den cuenta que son unos auténticos privilegiados subidos en la alta velocidad.


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