Esas entrevistas de radio que siempre quedan

EMILIO GÓMEZ
(Periodista-Director)


En una entrevista de radio alguien me dijo que había perdido la infancia. ¿Cómo se puede vivir sin esa parte de tu vida que fuiste y que todavía eres? ¿Cómo se puede perder lo sabido? La infancia debería viajar con nosotros siempre. Nadie quiere perderse ‘el cómo arrancó todo’. Uno cuando se busca a sí mismo lo hace mirando esa época donde las alegrías superan a las decepciones. Una memoria desactivada es como una casa deshabitada y sin luz. El Alzheimer es una terrible enfermedad. Te quita hasta lo que has sido.

En una entrevista de radio, un agricultor y ganadero se preguntaba qué sería de esa tierra el día en el que él ya no estuviera. ¿Quedaría un pedacito de él en esa tierra cargada de sudor, de noches estrelladas y de silencios? Ese hombre ya murió y su huerta permanece vacía. Ahora el que se hace esa pregunta soy yo cuando paso por allí. Él ya no lo puedo ver pero yo no dejó de mirar a la tierra por si queda algo de lo que él soñaba.

En una entrevista de radio alguien me dijo que ella y su marido lograron amarse con torpezas y obstáculos. El amor no es solo una noche de baile y una adolescencia maravillosa. Cuando el amor madura también uno tiene que madurar con él. Y luego hay que tener suerte. Hemos visto amores destrozados que eran buenos amores y se perdieron siendo todavía amores. La vida tiene sentido si uno sabe superar los obstáculos. El amor sigue si sabes superarlos conjuntamente. Esa mujer de la entrevista me dijo que unas veces ella hacía de Don Quijote y otras de Sancho. Unas veces veía molinos y otras gigantes. Depende del papel que le tocara en cada situación. Don Quijote y Sancho pocas veces se separaron. Reñían y se reconciliaban.

En una mañana de radio se presentó una señora que quería poner su necrológica cuando no había muerto. Pensaba que los suyos la olvidarían cuando ella no estuviera. Quería dejarla encargada. La mujer tenía más de 90 años y apenas tenía personas que la conocieran. ¿Por qué quería anunciar su muerte cuando aún no se había producido? Unos tienen demasiado tiempo para pensar en su muerte y a otros le viene sin avisar.

En una entrevista de radio, un hombre elegante con tono melancólico e interiormente vencido se lamentaba de las guerras libradas del día a día. Las guerras no hacen mejor a nadie. Ni al que las gana ni al que las pierde. Nadie somos ejemplo de nadie pero mientras menos guerras, menos heridas.

Esta semana hemos entrevistado a Vicente Cámara que decía “antes hablaba solo, pero ahora ya es que hasta me contesto”. La soledad hace que uno se esté respondiendo permanentemente.Y es que como él dice, “uno acaba hablándole hasta a los juguetes”.

En un micrófono, uno visita todos los mundos posibles e imposibles. Es hablar de la vida, de la propia y de la de otros.



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