I torneo rural de debate de Peñarroya: El esfuerzo y el compañerismo da la victoria al IES Los Pedroches

SILVIA POZUELO JAUT


Hace menos de un mes, nadie en mi instituto sabía cómo debatir. Cuando se nos presentó la idea del concurso de debates, estábamos tan eufóricos como intrigados.

Poco a poco, gracias a la preparación y al tiempo dedicado por nuestros profesores, Salomé Triviño y Miguel Ángel Cabrera, empezamos a practicar y a tener cada vez más interés en los debates.

Los lunes a última, sabíamos que había debate. Y en cada debate, algo nuevo que aprender. Particularmente, nunca pensé que me fuera a enseñar tanto. Saber expresarse, transmitir tus sensaciones, reaccionar con velocidad y trabajar en equipo, entre otras muchísimas cosas.

Decidimos formar un equipo de debate, que estaría formado por Isabel Romero, Miguel Ángel Andrada, Patricia Romero y por mí, Silvia Pozuelo. Después de muchas horas, ensayos, debates y reuniones, puedo decir que habíamos adquirido las capacidades necesarias para enfrentarnos a nuestro primer debate real.

Y así nos plantamos en el 24 de noviembre de 2017, con la siguiente pregunta: ¿Tiene la mujer rural en España menos oportunidades que la mujer urbana? 12 equipos de 8 institutos, desde Peñarroya, (IES Florencio Pintado y Alto Guadiato, organizadores del Torneo, y Presentación de María), Azuaga, (IES Bembézar), Águilar de la Frontera (IES Vicente Nuñez), Dos Torres (IES San Roque), Priego de Córdoba (IES Álvarez Cubero) hasta Pozoblanco, (IES Los Pedroches) estábamos dispuestos a defender la postura que se nos asignara en cada debate, puesto que todos debíamos llevar ambas preparadas.

Primeramente, se celebraba una especie de “fase de grupos”, de la cual ocho equipos pasarían a la siguiente ronda. La fase de grupos estaba constituida por tres debates de cada bando, que se distribuirían en tres sedes diferentes.



Después de toda una mañana debatiendo, con muchas anécdotas que quedarán siempre en nuestra memoria, disfrutamos de una agradable convivencia con el resto de los institutos participantes a la hora de la comida.

A las cuatro de la tarde se anunciaban los clasificados. Ni que decir tiene, que estábamos tan nerviosos como expectantes.

Después de unos minutos de suspense, recibimos muy emocionados la noticia de que habíamos pasado la primera ronda.

Poco a poco, la inseguridad de los primeros debates se fue transformando en confianza, y cada vez más, nos veíamos más seguros de nosotros mismos.

De esta forma, llegamos a la semifinal, y tras un reñido debate con uno de los equipos del IES Vicente Nuñez, toda la sala esperaba conmocionada el anuncio de los finalistas. Honestamente, diré que no esperaba que se pronunciara “IES Los Pedroches”, y que pocas veces he sentido tanta adrenalina y felicidad en toda mi vida.

La final se celebraría en la Casa de la Cultura de Peñarroya. El otro finalista, sería también uno de los equipos de Vicente Nuñez, instituto en el que se lleva impartiendo durante varios años la asignatura de Debate.

Ahora, creo que ha llegado el momento de que cuente mi experiencia propia, como debatiente.

Mi posición era segunda refutadora, y mi trabajo consistía, a groso modo, en desmontar los argumentos del equipo contrario, exponer los míos y responder a cualquier tipo de pregunta que se me pudiera formular.

Los tres primeros debates que disputamos, nos tocó defender que las mujeres rurales tenían más y crecientes oportunidades en el medio rural. Teníamos un gran exordio, y captar la atención del público no fue difícil.



Después de la fase de grupos, la fortuna decidió que debíamos defender la postura a favor, y aunque no teníamos ninguna opinión del jurado y nosotros nos inclinábamos más por la postura en contra, de nuevo fuimos pasando rondas.

Os pongo en situación: Final. Contrincante: alumnos de 2º de Bachillerato que recibían clases de debate desde hacía años. Nosotros: Alumnos de 1º de Bachillerato que habíamos empezado a debatir hacía apenas un mes. La emoción estaba presente en cada uno de nosotros.

Y sí, ganamos la final. Defendiendo que la mujer rural tiene menos oportunidades que la mujer urbana. ¿Cómo lo hicimos? Con esfuerzo. Trabajando en equipo. Confiando el uno en los otros, y los otros en el uno. Siendo nosotros mismos. Saliendo a disfrutar, y no a competir.

Porque al fin y al cabo, eso es lo que cuenta. La experiencia que se adquiere. Los nuevos amigos que hicimos. La sensación del trabajo bien hecho, y de que, nuestra elucubración había dado sus frutos.

No puedo terminar de otra forma, sino haciendo mención del apoyo que tanto a mí como a todos los debatientes nos transmitieron todos nuestros compañeros, desde el primero hasta el último. Probablemente, sin sus ánimos y sus ganas, no habríamos llegado ni la mitad de lejos. Éramos una piña. Ese día no estaban en el escenario ni Isabel, ni Miguel Ángel, ni Patricia ni Silvia. Ese día en el escenario estaba el “IES Los Pedroches al completo.”

Como curiosidad, añadiré que todos leeremos el libro de Los Pazos de Ulloa, de Emilia Pardo Bazán, exordio que nos hizo ganar el torneo.

Ya lo decía Séneca, y nosotros lo repetimos en el debate. Suerte, es cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan. Suerte es lo que tenemos nosotros. Esto solo acaba de empezar.


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