Pongamos que hablo de vivir (XXV)

JOSÉ ANTONIO CARBONERO FERNÁNDEZ
(Técnico de la Cooperativa Olivarera Ntra. Sra. de Luna de Vva. de Córdoba)


Si les digo que el AOVE es el la mejor fuente de vida y salud que conozco no creo que les sorprenda, pero si se lo demuestro con ejemplos prácticos quizás les resulte más creíble. El año pasado leía en la Vanguardia la historia de de Antonio Fraile, un empresario sevillano de aceituna de mesa que tiene su empresa en Badajoz, pues bien, contaba el artículo que indefectiblemente cada mañana se levantaba muy temprano, a eso de las 4 de la mañana y recorría los 140 kilómetros que separan su vivienda de la empresa, por aquella época contaba nada menos que 82 años y su secreto no es otro que este: “me como medio kilo de aceitunas cada día desde hace más de 70 años. No hay más”.

Hablando de aceitunas por cierto, el pasado día 20 de Enero se celebró la Festividad de San Sebastián en Villanueva de Córdoba, con motivo de la celebración se desarrollan varias actividades, misas en la Parroquia desde el día 17, visita a la Cooperativa Olivarera Nuestra Señora de Luna y nombramiento del Hermano Mayor y bueno, lo más esperado, la noche del 19 se celebra una verbena junto a la iglesia y en su barriada, con el correspondiente lanzamiento de cohetes, rotura de cántaros y botijos, lanzamiento de caramelos y degustación de vinos con migas tostás y torreznos, alrededor de la candela y con el acompañamiento musical de la banda jarota.

San Sebastián ha sido un santo que siempre ha tenido una gran veneración en Villanueva, en el siglo XV se le construyó una iglesia parroquial, en su día construida en las afueras y a día hoy ubicada en el centro de éste municipio. Es curiosa la historia de esta festividad, a cualquiera que por allí pase le sorprende ver como los asistentes al evento disfrutan a la luz de la candela e incluso sí se tercia, pasan por encima de la misma, mientras todos miran y ríen.

La celebración tiene un sentido, cuentan los más mayores que las faneguerías de aceituneros se pasaban tanto tiempo en la sierra con la recogida de aceituna que llegada la víspera del santo hacían grandes candelorios en la puerta de los cortijos en conmemoración del mismo. Bueno, efemérides a parte, me gustaría en honor a San Sebastián, rendir un pequeño homenaje al AOVE y su relación para con los productores y los consumidores, retomando el tema anterior, la mayor ventaja que tiene el consumo de AOVE son sus grasas, de origen vegetal y de las buenas claro, suponen mejor fuente de energía que podemos consumir, de ahí la longevidad y vitalidad del amigo Fraile.

Pero el AOVE, como todo gran personaje de cualquier historia que se precie, asociado a él siempre conlleva y conllevará, innumerables mitos y/o falsedades, incorrecciones necesarias para unos e imposibles para otros, según se mire, que indudablemente le confieren la grandeza necesaria para ser personaje: Mientras más viejo mejor; sí es verde y color intenso es mejor; no sirve para freír; nunca no debe almacenarse en envases PET (polietileno), en fin, cuatro ejemplos de falsos mitos que ahora destriparemos.

Suele ser al revés, pues a diferencia del vino, con el AOVE, mientras más joven mejor resulta, este conclusión innegablemente nos lleva al PET, puesto que el oro líquido puede almacenarse en PET transparente, pero como siempre he comentado, debiéndose conservar adecuadamente, protegido de la luz y el aire, enemigos íntimos de éste. Por otra parte, lo del color no tiene ni pies ni cabeza, claro ejemplo de ello son las catas de AOVE, realizadas con vasos de color azul o rojo para evitar que el catador sea sugestionado por el color del elemento catado. Con respecto a las frituras, el AOVE es la mejor opción, puesto que de entre todos el que mejor se adapta a las altas temperaturas, de forma que al ser usado para freír, que es capaz de otorgar sabores y olores agradables a diferencia del resto.

Otro tema interesante que acecha al AOVE es el de la formación a bajas temperaturas de esa especie de perlitas o grumos blancos que hacen que un aceite a veces parezca mantequilla. Estos grumos blancos no son otra cosa que el precipitado de triglicéridos de ácidos grasos saturados que solidifican a temperatura superior al resto de los triglicéridos por lo que aparecen como pequeñas perlitas en el fondo de la botella, estos desaparecen cuando aumenta la temperatura ambiente, o se solidificará todo el aceite si las temperaturas descienden del punto en que aparecen. Es un comportamiento normal, el cual carece de importancia, pese a que a veces podamos creer que se trata de otro asunto.

En definitiva, ¿Dónde queda mito y dónde realidad?, sinceramente y para acabar con el artículo de opinión, jugando con ventaja la verdad, me quedo con la realidad del protagonista de esta historia, la virtuosa salud del Señor Fraile, que pese a su avanzada edad se ha mantenido cual jabato, gracias a su receta mágica del medio de kilo de aceitunas diario, y claro la reflexión viene a ser casi obvia, a veces vamos buscando el grial de juventud eterna y resulta que lo tenemos delante de nosotros, sólo que no lo sabemos.


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