24 de febrero, ‘fiesta IN’


JUAN FRANCISCO PERALBO REDONDO


Es pues, muy diferente de otras; se trata de una tradición devocional tan antigua que es “INmemorial “, seguramente del siglo XIV – XV; es “INamovible”, pues se celebra ese bendito día, caiga el día de la semana que corresponda desde hace siglos, sin mirar los fines de semana; “INmutable”, ya haga calor o frío, llueva o nieve; “INigualable”, ya que por muchas similitudes nunca se llegará a parecer, a las verbenas multitudinarias, del tipo jolgórico-económico-lucrativo. Me reitero en que no existe una celebración primordialmente religiosa y no festivo-religiosa, tan sentimental, tan arraigada y difundida por los medios audiovisuales y sobre todo por sus devotos/as. Creemos que tampoco existe una devoción tan compartida con “Ella”, en cuanto a la pertenencia desde hace siglos a “tres y luego cinco poblaciones”. Digna de ser presenciada por su singularidad, belleza, colorido, ritual estricto, régimen militar y castrense, por la imagen tan peculiar en cuanto a su antigüedad, tamaño, rasgos, posición del niño, atributos únicos, etc.

La Leyenda, entre comillas, es muy creíble por historiadores y entendidos en estos temas, ya que no es el típico y copiado encuentro de la Imagen por un pastor, cazador, unas niñas, etc., sino que según sus varias y singulares características primigenias, es decir: su tamaño (25 cm.); sus facciones entre orígenes leoneses y astures; sus formas adosadas, como las anillas a sus espalda; su estructura hueca, para pesar poco; la composición de la misma en plata sobredorada, etc. Esta leyenda cuenta que en aquellas difíciles épocas de la Reconquista Cristiana sobre los perfectamente asentados musulmanes durante siglos, participaron muchas personas que no eran soldados, sino más bien mercenarios. De ese modo se iban incorporando a filas cristianos nuevos “caballeros armados”, a veces con unas simples mulas agrícolas. Entre ellos, continúa este posible desenlace, de tres de los que volvieron victoriosos que eran de Finojosa, Torremilano y Alcaçarejos. De modo que los cristianos desde las tierras toledanas iba recuperando terreno hasta finalizar en la ciudad de Granada, que cayó en 1492. Anteriormente cayó Córdoba capital (1236). Al despedirse estos tres sobrevivientes, en el vértice de los todavía mal amojonados términos tuvieron a bien aprovechar unas ruinas romanas (posiblemente un cementerio de los siglos III-IV), para construir una pequeña Ermita a modo de exiguo Cenobio, en el cual, posteriormente estos victoriosos caballeros comenzaron a rendir culto a esta pequeña Sra. de las Batallas como la que llevaba Fernando III en sus contiendas (ésta en concreto, aunque similar, era de marfil y se encuentra en la Catedral de Sevilla. Algunos de aquellos Caballeros Templarios, llevaban sobre su montura la imagen de su virginal Señora, con el doble objetivo de sostener las riendas de sus corceles el tener las manos ocupadas en los avatares de las batallas, y además la pequeña imagen conducía al caballo, lo guiaba. De ahí del nombre de Ntra. Sra. de Guía. Y es Señora porque lleva al niño en sus brazos, aunque se le ha llamado siempre Virgen de Guía, o incluso ambas cosas. Estas últimas no portan niño.

En cuanto al Niño, es obvio que está colocado en costado y brazo derechos, cuando lo normal es que lo portase en el izquierdo, es decir, cerca de su corazón, lo que le da un motivo más de singularidad y notabilidad especial. El mismo lleva en su mano derecha una especie de bola, que se ha identificado durante siglos como el mundo ya que estaba dorado como el resto de la imagen y al desaparecer durante la incivil guerra española y realizarse otra semejante también con esa bola sobredorada. Pero por otro lado apareció hace años, en el dintel de la puerta de Alcaracejos de la Ermita de Villanueva del Duque, seis imágenes datadas en la 2ª mitad del XIII, entre ellas una similar a la De Guía con un tamaño superior (unos 64 cm).

EL Tamaño de esta taya al igual y semejanza que la original es de unos 25 centímetros dependiendo de las coronaciones que cada pueblo en su momento y pertenencia la adorne. Como hemos dicho esto se debe a su función de protección y escudo espiritual, faro guía del soldado y su regimiento, de símbolo aterrador al enemigo, de luz dorada de fe, de rezos y plegarias en las noches de descanso en sus camastros, donde la cobijaban.

La Antigüedad: es claramente medieval (siglos XIV-XV), sus facciones primigenias eran entre aragonesa- leonesa y con ciertos rasgos asiáticos para algunos. (Ver foto, de la antigua imagen, ya desaparecida). Pero una parecida ha sido datada en el siglo XIII.

Las Vestimentas de los soldados de aquellas épocas medievales eran rigurosamente oscuras, largas y abundantes. Por ello los templarios que inicialmente protegían bien a imágenes cristianas, objetos importantes o incluso a los propios peregrinos que acudían o regresaban de tierra santa, destacando la chaqueta denominada “Levita”, que está partida atrás para que se abra en dos partes al montar a caballo. Esto nos da otra característica particular de esta antiquísima: Imagen, Hermandad y Devoción religiosa, que podríamos aseverar fue de las primeras de la Comarca, quizás sólo igualada por la parecida Hermandad de Torremilano, localidad también muy antigua y de gran peso en la zona. Pero claro nuestros ancestros, no nos dejaron documentos y si dejaron algunos, estos se quemarían en las sucesivas contiendas donde Alcaracejos por su situación estratégica fue ocupada una y otra vez, como por ejemplo, los franceses, los nacionales, incluso por las simples necesidades de espacio administrativo.

Su carácter militar es claramente visible en cuanto: - Su indumentaria que ya hemos mencionado, que quizás fuese menos lujosa y más práctica en sus inicios. - Su armamento, hoy dotado de escopeta de dos disparos y cananas repletas de cartuchos de fogueo. – Su estricta disciplina castrense, de la cual emanan sus propios castigos (como la baqueta), multas (en sus inicios en maravedíes), su régimen cerrado para las mujeres (aunque se les agasaja de detalles en varios eventos y son las principales custodias de la imagen, los adornos y sus pertenencias).

Su antigüedad, tiene que ser coetánea a la de las conquistas cristianas, en nuestra provincia, Jaén, Sevilla y alrededores de Granada, pero casi seguro que antes de su caída en 1492. Solamente tenemos importantes referencias del Ilustre y mayor medievalista en vida, D. Manuel Nieto Cumplido, viejo archivero de la Catedral de Córdoba, gran amigo, que me proporcionó increíbles documentos de esta imagen y su historia. Solo cabría esperar que reanuden la visita de los archivos del Obispado, para obtener algunas referencias más. De momento les damos las siguientes, que descubrió el ilustre Historiador D. Juan Agudo Torrico: la Ermita “actual” es datada en el siglo XV, no existe constancia de sus verdaderos orígenes; en 1551 se documentan obras con gastos de 113.084 maravedís; la imagen encontrada en la parte alcaracejense de la ermita es de clara iconografía leonesa del siglo XIV (13??);

LA HISTORIA: No se hace ni se crea, a veces se reescribe, pero lo natural es que nazca sin comadronas y celestinas, pero esto es inevitable desde que aprendimos a leer y escribir.


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