Hipotética entrevista sobre la matanza en Alcaracejos


JUAN FRANCISCO PERALBO REDONDO


¿En qué consiste esta celebración? 
La matanza del cerdo según la RAE: <<Faena de matar los cerdos, salar los tocinos, aprovechar los lomos y despojos, hacer morcillas y chorizos, etc. >>. Para Wikipedia: <<Sacrificio del mismo para aprovechar su carne y a menudo proporcionar embutidos que durante un año alimentarán a una familia>>. Y para mí particularmente: Sería la fiesta tradicional que entrelaza dolor y alaridos con manifestaciones de júbilo y alegría, que se basaba en una necesidad alimenticia y se sabe que este evento tiene orígenes ancestrales, como eran los egipcios, los cananeos, etc. que ya ofrecían a sus respectivos dioses ciertos sacrificios de animales de toda índole, tanto como alimento o como ofrenda.

¿Es una fiesta tradicional?
Es más que una fiesta, yo diría que es un festival o un cúmulo de fiestas, una orgía y afrodisiaca mezcla de sabores, olores, sensaciones, sentimientos, placeres gastronómicos, de recetas ancestrales, de vivencias centenarias, de enseñanza y aprendizaje, de amistad y cariño. Como anécdota personal, los niños de mi época el primer balón que tuvimos fue la propia vejiga del cerdo, en que en aquellas antiguas matanzas los mayores nos proporcionaban y que como comprenderán eran pelotas efímeras y poco duraderas, era un partidillo de escasos minutos pues el balón no tenía repuesto a no ser que la matanza fuese múltiple, surgiendo entonces aquellos juegos hoy casi desaparecidos. Así como nuestras primeras tareas agrícolas fueron la recolección, pero no de hortalizas, ni frutales, sino de abulagas, retamas, leña menuda, etc. para la limpieza, preparación y despiece del animal. Era, (pues hoy es muy poco frecuente), sin duda mucho más que una mera tradición, convirtiéndose en una fiesta familiar y vecinal, además de ser una necesidad de mantenimiento gastronómico. También era como un evento de familias completas y la comparecencia en ellas de todos los amigotes, que nos invitábamos unos a otros, bailando y cantando al mismo son, sin dejar de darle a la manivela de la embutidora. Se repartían tareas según edad y capacidades. Es una alegoría a nuestras pituitarias, una metafórica bacanal alimenticia…

¿Por qué se ha disminuido el nº de matanzas caseras?
Claramente por la globalización de todo, es decir, industrias, alimentación, servicios, etc. lo que ha causado que resulte sencillo acercarse a una gran cadena y comprar semanalmente lo que necesitaremos. Con lo cual hemos ganado en comodidad y cierta calidad de vida, pero también mucha incertidumbre, de que nos den rojo, blanco o negro. Y perdiendo al unísono aspectos tales como: sabores, olores, recetas de las abuelas, trucos, condimentos, y sobre todo imágenes en blanco y negro, solamente coloreadas por la inevitable presencia de la sangre.

¿Tienes recuerdos de aquellos años 60?
Claro que aún se mantienen esas imágenes ocres, humeantes y difuminadas en nuestras mentes, de aquellas frías madrugadas, aliviadas con candelas y chupitos de anís; aderezadas con cánticos y algunos esporádicos bailes de jotillas antiguas muy pegadizas; alimentadas con aquellas enormes sartenadas de migas (que eran adjudicadas al personaje más maduro y experto en esos menesteres). Estas esperaban ya los primeros vestigios del marrano, aún caliente; chorizos, torreznos, etc. incluso los sexos eran engullidos sin ningún tipo de aspaviento. Pero nuestra debilidad como hambrientos infantes, eran aquellas tortas de chicharrones que se hacían fechas después del bendito día matanzil. Recuerdo también que aunque mi familia era de Pozoblanco (nacidos y criados en el nº 20 de la c/ Cervantes, la mayoría de las matanzas familiares las realizábamos en Alcaracejos, quizás por los trámites burocráticos; por la presencia de muchos más vecinos, más expertos, voluntariosos y enormemente arraigados al evento; o quizás a otro tipo de circunstancias que desconozco.

¿Qué opinión le sugiere este mamífero?
Animal mamífero muy prolífico y maternal que nos alimentó ya como jabalí salvaje, y que al ser domesticado nos aportó, además de compañía y sustento, grandes expectativas de negocio. Y sin embargo lo hemos vilipendiado con términos como: guarro, cerdo, puerco, marrano, verraco, gorrino, etc. términos que delatan suciedad, pero que se ensucian mucho más cuando los referimos a nuestra especie, humanizándolos indecorosa y gratuitamente. Y sin embargo nos chupamos los dedos con todas y cada una de sus partes anatómicas, desde sus ricas carnes hasta su casquería (lengua, tripas, corazón, riñones, hígado, turmas, etc.).

Hábleme de la dehesa de Alcaracejos.
Su dehesa es privilegiada, aunque ha sido en parte maltratada y reducida, pero no por cuatro duros, que les daban por los trozos o tarugos de sus arbustos miembros para ser incinerados en las minas de Azogue de Almadén. Pero también en Alcaracejos por motivos económicos, debido a su entramado de caminos, su gran riqueza faunística, y sobre todo su enorme tesoro mineral, tales como: plomo, pirita, geodas, mucha, mucha plata e incluso de la escasa Barita a nivel nacional, fue desde milenios muy desertizada. Ahora se está actuando y reforestando algunas de aquellas ricas zonas mineras de Alcaracejos. Ya desde nuestros primeros indígenas ocupadores “Los Íberos”, que nos dieron nombre a todos nosotros y a nuestro animal preferido, el cerdo, seguidos por nuevos invasores que fueron sesgando su débil epidermis hasta incluso sus más ocultas entrañas, como rudos cirujanos con bisturís de piedra, con posteriores anestesias de pólvora, vendajes de madera, acero y cemento. De todas aquellas minas o yacimientos tenemos que destacar las precisamente denominadas “Del Chaparro Barrenado” de Alcaracejos (en término y propiedad), que tantas toneladas de plata le hicieron vomitar. Pero incluso así, su dehesa continua siendo rica en cereales, olivos, acuíferos, y miles de centenarias encinas, alcornoques y chaparros con toneladas de bellotas.

¿Esta última reflexión, es quizás una crítica?
Cada cual que lo entienda como quiera, pero actualmente, se están volcando con la protección de la dehesa, no por su belleza natural y productiva en cuanto a leña, carbón, cereales y pastos, sino para alambrarla, cortar caminos de toda la vida transitados, devorar las veredas y cañadas ancestrales, etc. y para el sacrificio masificado de nuestro cerdo ibérico, que no se hace para alimentar a una familia como antaño, sino para la exportación a países menos necesitados alimenticiamente, pero sí mejor pagadores. En síntesis hoy incomprensiblemente algunos quieren vivir de lo que destruyeron sus bisabuelos. Ya no les interesa la matanza tradicional, la verdadera, la autosuficiente, la nuestra. Como cambia la vida y nuestras circunstancias. Vean fotos en la páginas Webs del pueblo.

Nota: Si desean ver y disfrutar de una simple, ancestral, y necesaria matanza del cerdo, acudan este fin de semana del 17 de Febrero a Alcaracejos, vean, sientan, degusten, bailen, beban y sientan todo tipo de emociones que les llegarán por todos sus sentidos, rememorando lo que pretenden erradicar los nuevos intereses creados. ¡Viva la matanza tradicional del cerdo y sus entresijos!


No hay comentarios :

Publicar un comentario