Dar la vida

SEBASTIÁN MURIEL GOMAR


En una primera acepción, dar la vida es lo que hacemos los seres vivos adultos para perpetuar nuestra especie, aunque en el plano religioso la vida es un regalo de Dios y es Él el que nos la entrega. Pero no es por ahí por donde quiero ir.

Con frecuencia encontramos en la prensa noticias sobre bomberos muertos en un incendio, misioneros asesinados por su entrega y por su fe, soldados muertos por razones humanitarias o por la patria, policías y guardias que fallecieron en acto de servicio, periodistas y jueces quitados del medio por aquella manera de entender su profesión, rescatadores de náufragos, montañeros o víctimas de terremotos que arriesgaron y perdieron la vida por su generosidad, ….a todos ellos nuestro reconocimiento y nuestra admiración pero….tampoco quería centrarme en esta casuística que normalmente los medios destacan.

El “dar la vida” al que me quiero referir me sitúa en escenarios lentos, cotidianos, desconocidos para la gran mayoría, tapados por la vorágine de “lo famoso”, el stress y la publicidad, silenciosos, no necesariamente tristes, terriblemente humanos y construidos a lo largo de un tiempo…Estoy hablando de héroes anónimos que literalmente dan su vida, día a día, por amor, por la necesidad de un salario, por sus creencias o por un mix de circunstancias. Todos ellos tienen un denominador común: la renuncia a la propia existencia o a una buena parte de ella. Este tipo de personas aportan su tiempo para hacer crecer a los demás o simplemente para que no disminuyan. Es la generosidad con mayúsculas, la entrega máxima, el apoyo infinito al otro a cámara lenta.

¿Y dónde podemos ver esos casos? A no ser que tengas una familiar o amigo próximo no los podrás ver….pero si observas un poco los podrás detectar porque están ahí. Son los cuidadores de personas mayores (en casas o residencias), son los anónimos donantes de órganos, son los docentes que intentan abrir puertas a los alumnos con menos oportunidades, son los sanitarios que a diario dan vida visitando los domicilios de enfermos ancianos o crónicos, son los abuelos que siguen cuidando de hijos y nietos tras su jubilación, son los que empujan para que la población reclusa tenga otra oportunidad, son las personas que cuidan y se preocupan de los pacientes con enfermedades raras a pesar de la desidia de las Administraciones, son los padres que a veces dicen no a sus hijos, son las personas desconocidas que cuidan del medio ambiente y seleccionan los residuos, son los funcionarios que facilitan información y papeles con una sonrisa en los labios y además no se extrañan de nuestras preguntas. Dan vida los que empequeñecen los problemas y agrandan los éxitos…dan vida todos aquellos que se enfrentan con valentía y dignidad a una grave enfermedad...dan vida los políticos que trabajan por el bien común y los curas que no nos condenan….dan vida los escritores y poetas que lo hacen desde el corazón…dan vida los padres que no exasperan a sus hijos y los hijos que sobrellevan “la edad” de los padres…dan vida los que transforman sus días en alegrías compartidas a pesar de los pesares, en fin …dan vida los niños jugando en un parque o la sinceridad y preparación de una chica de 18 años ganando Operación Triunfo.

Dar la vida es una manera de invertir tu tiempo permitiendo o facilitando que otros crezcan, que tengan nuevas oportunidades, que su vida sea mejor o disminuya su soledad.

Gracias a todos los manantiales de vida porque ellos nos ayudan a orientar nuestros pasos y a sobrevivir ante las dificultades que se vayan presentando.


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