El Guijo, una luz en la oscuridad

ANTONIO ARROYO CALERO


El pasado 1 de Abril se ha cumplido el 79 aniversario de la terminación de la Guerra Civil ( mas bien incivil).

Jornadas sobre “memoria histórica”, ciclos de cine , conferencias, publicaciones etc, relacionadas con este momento de la historia de España se suceden, de forma reiterada, en muchas de las localidades de nuestra comarca.

Nadie, se ha ocupado hasta ahora-que yo sepa- de investigar y contar lo que ocurrió en la localidad de El Guijo en aquellos años de contienda civil.

Hasta hace muy poco tiempo, existió en El Guijo, al igual que en otras localidades, una Cruz erigida “En memoria a los Caídos”. En este caso sin nombre alguno , pues en El Guijo no hubo caídos. En El Guijo, durante la Guerra , nadie mató a nadie.

Si lo comparamos con lo ocurrido en la mayoría de los pueblos de la comarca ( Vease: Radiografía de una tragedia- El golpe de 1936 y la Guerra Civil en Pedroche- Francisco Sicilia Regalón), tendremos que convenir en que El Guijo, fue, en aquellos primeros momentos de la Guerra Civil, un rayo de luz entre las tinieblas.

Pero además durante los años de la guerra, El Guijo se convirtió en lugar de acogida para decenas de vecinos de Pozoblanco, refugiados que huían de la persecución y de los bombardeos. Viudas de fusilados, huérfanos, mujeres embarazadas, personas mayores, etc, encontraron allí cobijo, sustento y consuelo. Y no lo hicieron en campos de refugiados ni en barracones ni en campos de concentración, lo hicieron en las propias viviendas de los guijeños. Viviendo todos juntos. 

Luis García Mansilla sus padres tuvieron alojados a 17 personas de Pozoblanco.


Me cuenta Luis García Mansilla (tenia 8/9 años) que en su casa, con solo dos habitaciones, estuvieron viviendo 17 refugiados. El y a sus hermanos varones dormían en chozas de paja al objeto de dejar espacio a los acogidos.

Conozco de algún otro caso donde los refugiados fueron más de 30.

Siempre me ha llamado la atención el ejemplar comportamiento de este pueblo y muchas veces me he preguntado los motivos. Si, por lo general, en los demás pueblos el hecho de ser de otra ideología o de pertenecer a distinta clase social era motivo suficiente para la persecución y en muchos casos para el exterminio,

¿Porqué El Guijo, un pueblo de gentes sencillas, con gobierno municipal afín al frente popular, acoge en sus casas a perseguidos, a viudas o huérfanos de fusilados, a personas, en definitiva, de distinta ideología y diferente clase social?

He preguntado a diferentes personas y llegado a algunas conclusiones.

El hecho de que en este pueblo no hubiera habido muertes, como ya hemos indicado, significó una ausencia de odio y de rencor que posibilitó tratar a los refugiados como a seres humanos y no como personas “del otro bando”.

Por motivos laborales o de negocios existía , entre algunos vecinos de ambos pueblos, y desde años atrás, una cordial y afectuosa relación que facilitó la acogida.

Fue providencial la actuación de D. Joaquín Pérez Salas, máxima autoridad militar de la zona. Era Don Joaquín un excelente militar, hombre de honor y persona de profundos sentimientos humanitarios. Amparó siempre a los más débiles. El apoyó el traslado de estas gentes y lo hizo al lugar que consideraba el adecuado.

Era, por aquellos años alcalde de El Guijo D. Eustaquio Mansilla Aranda, un hombre bueno. Su bondad y su calidad humana se impusieron a otros sentimientos. Poseía una carnicería y con frecuencia sacrificaba ganado para, de forma gratuita, aliviar el hambre de la población. Al terminar la guerra fue detenido, debido a su pasado político, trasladado a Pozoblanco y puesto en libertad de inmediato, ante la presión y el testimonio de aquellos pozoalbenses a los que tanto había beneficiado.

Y por último, y fundamentalmente, hay que resaltar los valores humanos de los habitantes de El Guijo, ellos fueron los verdaderos protagonistas de esta bonita historia. Ellos mostraron una luz en la oscuridad.

Quizá sea el momento de realizar una investigación profunda sobre estos hechos que sirven de ejemplo y nos reconcilian con el ser humano.

Y es hora, a mi juicio, de mostrar nuestro agradecimiento a El Guijo por aquello que sus antepasados hicieron por los nuestros. 


1 comentario :

  1. Enternecedora historia repleta de humanidad. Un buen espejo en el que mirarse. Como dice su título "Una luz en la oscuridad". Hay que seguir trabajando y buscando historias parecidas que aún no se saben. Gracias a Antonio Arroyo Calero por su interesante artículo.

    ResponderEliminar